COMO CAMBIAR LA MANERA DE PENSAR
Bien, mis caros hermanos, ante todo es necesario conocer las leyes del trabajo esotérico gnóstico, si es que en realidad de verdad queremos un cambio radical y definitivo.
En nombre de la verdad diremos que si por alguna parte hemos de empezar a trabajar sobre sí mismos, tiene que ser en relación con la mente y el sentimiento. Sería absurdo empezar a trabajar con el Centro Motor, por ejemplo, que como ustedes ya saben, se relaciona con los hábitos, costumbres y acciones de tal órgano o de tal centro. Obviamente, esto sería como empezar con un faquirismo absurdo.
A propósito de faquires, en la India hay faquires que por ejemplo, levantan un brazo en alto y lo sostienen por tiempo indefinido, hasta que llega a quedar rígido. Hay otros que permanecen firmes en un lugar, durante veinte o treinta años, hasta convertirse en verdaderas estatuas. Más después de todo, ¿qué es lo que ganan esos faquires? Desarrollar un poco la fuerza de la voluntad, y eso es todo. No podemos pensar que ellos vayan a crear el Cuerpo de la Voluntad Consciente, es claro que no; no se puede crear un cuerpo fuera de la Novena Esfera. Si fuera posible crear algún cuerpo fuera de la Novena Esfera, nosotros hubiéramos nacido, pues, del aire, o de las aguas de algún lago, o de entre una roca; no seríamos hijos de un hombre y de una mujer, pero somos hijos, en verdad, de un hombre y de una mujer. Entonces, la creación siempre se realiza en la Novena Esfera; eso es obvio.
Así pues, ningún faquir podría crear el Cuerpo de la Voluntad Consciente, lejos de la Novena Esfera. Nada ganan, pues, los que se dedican al faquirismo, excepto desarrollar un poco la fuerza de la voluntad, y eso es todo.
Empezar, pues, con el Centro Motor, sería absurdo. Aún más, empezar a trabajar con el Centro Sexual, sin tener una información correcta del cuerpo de doctrina gnóstica, pues es absurdo, porque el que empieza en esas condiciones, no sabe lo que está haciendo, no tiene conciencia clara del trabajo en la Forja de los Cíclopes, y puede caer, es obvio, en gravísimos errores.
Recordemos que el primer centro es el Intelectual, segundo el Emocional, tercero el Motor, cuarto el Instintivo y quinto el Sexual. Existe también el sexto, que es la Emoción Superior, y el séptimo, que es el Mental Superior. Pero si empezáramos, en realidad de verdad, con los centros inferiores de la máquina orgánica, caeríamos en el error.
Antes que todo, en estos estudios, debemos empezar por los centros Intelectual y Emocional; necesitamos, en verdad, cambiar nuestra forma de pensar; de lo contrario, marcharemos por el camino del error. ¿De qué serviría, por ejemplo, que ustedes asistieran a estas cátedras y no cambiaran la forma de pensar? Aquí se les dan muchos ejercicios esotéricos, se les orienta doctrinariamente, pero si ustedes no cambian la forma de pensar, ¿de qué les sirve todo lo que aquí se les dé? Se les dice que hay que disolver el Ego, se les dice que hay que sacrificarse por la humanidad, se les dice que hay que crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, etc., pero si ustedes continúan pensando como antes, con los mismos hábitos mentales de otros tiempos, ¿de qué sirve todo lo que están escuchando aquí? Se les dice que hay que desintegrar el Ego, pero ustedes continúan con sus mismos hábitos mentales, con sus formas y sistemas caducos de pensar, entonces, ¿de qué les sirve la información que se les está dando? En las Sagradas Escrituras se habla muy claramente (y precisamente, muy cerca de Juan El Bautista), sobre aquello del "vino viejo" y el "vino nuevo". "Que nadie echaría, por ejemplo (dice El Cristo), vino nuevo en odre viejo, porque los odres viejos se romperían". Así pues que, para el vino nuevo, se necesitan odres nuevos.
También dice, el Gran Kabir Jesús, que "a nadie se le ocurriría remendar, o poner remiendos a ropa vieja, con pedazos de ropa nueva". Verbigracia, o por ejemplo: romper un traje nuevo, para remendar un traje viejo. Eso sería absurdo, ¿verdad? Así también, esta nueva enseñanza es como el vino nuevo: necesita odre nuevo. ¿Cuál es ese "odre"? ¡Pues la mente! Si no abandonamos las formas caducas de pensar, si seguimos pensando con los hábitos que antes teníamos, sencillamente estamos perdiendo el tiempo. Hay necesidad de cambiar la forma de pensar; para el vino nuevo, odre nuevo se necesita.
Así pues, necesitamos cambiar completamente nuestra forma de pensar, a fin de recibir esta enseñanza. Ese es el punto grave de la cuestión, porque si recibimos esta enseñanza y la añadimos a la forma de pensar que teníamos antes (a nuestros viejos hábitos mentales), pues nada estamos haciendo, nos estamos engañando a sí mismos. Querer enganchar el carro de la enseñanza gnóstica, a nuestro viejo carro, todo dañado por el tiempo y lleno de basuras e inmundicias, es engañarnos a sí mismos.
Se trata, antes que todo, de preparar el recipiente, para recibir el vino de la enseñanza gnóstica (ese recipiente es la mente). Sólo así, con un recipiente nuevo, transformado, con un recipiente verdaderamente magnifico, se puede recibir ese vino de la enseñanza gnóstica, y esto es lo que yo quiero que los hermanos vayan comprendiendo.
Necesitamos que las emociones negativas sean eliminadas de nosotros, porque esas emociones negativas, pues, no permiten un cambio de fondo. Es imposible transformarnos si aún poseemos, dentro de nosotros, emociones negativas. Nosotros tenemos que erradicar de nuestro corazón las emociones de tipo negativo, que son verdaderamente perjudiciales en todo sentido. Una persona que se deja llevar por emociones negativas, se vuelve mentirosa en un ciento por ciento.
Ya les había contado a ustedes, en mi pasadas cátedra, el caso de un señor xx que actualmente se encuentra, podríamos decir, al borde de la muerte. Este buen hombre vino a tener, pues, una embolia cerebral. ¿Motivo? Muy claro (lo repito): alguien le mal informó que su hermana había sido víctima de un fraude. Tal informe fue después examinado y resultó falso. Pero este hombre, que ama a su hermana, creyó pues en esa infundia difamante, y la tomó tan a pecho, que le dio una embolia cerebral. En estos momentos se encuentra al borde de la muerte (vean ustedes éste caso).
De manera que, entonces, las emociones negativas vienen a llevarnos al fracaso. Su hermana aún sigue convencida de que fue víctima de un fraude, y es obvio que calumnia a un inocente, pero ella está segura de que fue víctima. Personalmente examiné el caso y me di cuenta que ella misma se estaba autoengañando, se estaba mintiendo a sí misma (víctima de las emociones negativas), y a su vez calumniando a otro en forma inconsciente. De manera que, les he dicho a ustedes y les repito, que las emociones negativas lo tornan a uno mentiroso.
Observen ustedes a las gentes: cómo mienten; llevadas por las emociones negativas, lanzan juicios falsos y luego se arrepienten, pero es tarde, ya los lanzaron (entre tanto). Así pues, debemos eliminar de nuestra naturaleza las emociones negativas.
La mentira, ciertamente, es una conexión falsa. Lo normal es que la energía del Padre, la energía del Anciano de los Días, es decir, de nuestro Ser Interior profundo, fluya a través de la organización cósmica interior, hasta llegar a la mente. Pero si nosotros hacemos una conexión falsa, ya no puede fluir esa energía. Es como si se cortara el alambre eléctrico: la energía eléctrica, entonces, no llegaría al foco, o a los focos que nos iluminan. Así pues, la mentira (ya les dije y repito) es una conexión falsa. Por lo común, cuando uno se llena de emociones negativas, se torna mentiroso. ¡Esa es la realidad de los hechos!
Si nosotros verdaderamente comprendemos todo esto, y empezamos por cambiar nuestra forma de pensar y de sentir, bien pronto esto se reflejará en nuestras acciones. Una vez que uno ha cambiado su forma de pensar, sentir y actuar, entonces está perfectamente listo para empezar a trabajar con los Misterios del Sexo.
Y ese es el error de algunos Misioneros: que las gentes comiencen de una vez a trabajar con el Maithuna, en la Novena Esfera, sin conocer siquiera el cuerpo de doctrina. Pero esto es absurdo, porque las gentes que no han cambiado su forma de pensar, que continúan con sus mismos hábitos, las gentes que tienen sus mismas formas de sentir, que son víctimas de las emociones negativas, pues no comprenden estos Misterios del Sexo y los profanan. Por eso es que Paracelso insiste en que, primero que todo, hay que conocer la Ciencia para luego entrar a trabajar en la Novena Esfera (y tiene razón en esto, Felipe Teofastro Bombasto de Hohenheim: Aureola Paracelso). Empecemos, pues, por cambiar nuestra forma de pensar y de sentir.
Muchos reciben aquí enseñanzas esotéricas, se les da, pero continúan pensando como antes, como pensaban hace veinte años. ¿Qué sucede entonces? ¡Que están perdiendo el tiempo! Si se les da a las gentes la enseñanza para que se autorrealicen, para que cambien, y continúan pensando como antes, obviamente se marcha muy mal.
Yo conozco hermanitos gnósticos que tienen veinte y treinta años de estar en las enseñanzas gnósticas, y todavía piensan como pensaban como cuando tenían veinte y treinta años de edad. Muy ilustrados, sí, manejan muy bien las ideas, pero si uno les examina detenidamente sus vidas, sus costumbres, verá que son las mismas que tenían antes. Conozco hermanos, hasta muy juiciosos, Misioneros y todo, que platican muy bien sobre la Gnosis, que manejan el cuerpo de doctrina en forma extraordinaria, pero los he estado observando y resulta que actúan como cuando no eran gnósticos; actúan como actuaban hace treinta años atrás, tienen las costumbres viejas que tenían cuando nada sabían de estos estudios, continúan con esas mismas y viejas costumbres. ¿Qué están haciendo esos hermanos, entonces? Se están autoengañando miserablemente; eso es obvio.
Así pues, hemos de empezar por cambiar la forma de pensar, y después la forma de sentir; poner el vino nuevo, el vino gnóstico, en odres nuevos, no en odres viejos. Una mente decrépita, llena de hábitos viejos, de hábitos de hace veinte o treinta años atrás, no está preparada para recibir el vino de la Gnosis. Una mente así, necesita (forzosamente) pasar por un cambio radical; de lo contrario, se está perdiendo el tiempo miserablemente.
Con todo esto, ¿qué es lo que queremos? ¡Saber despertar Conciencia! Es la verdad, eso es lo que queremos: ¡Despertar!
En el mundo oriental no se ignora que la gente está dormida, (nadie lo ignora); pero en el mundo occidental, la gente cree que está despierta, y sin embargo hacen cosas que no quieren hacer: se lanzan a la guerra, pero no quieren ir a la guerra (pero siempre van, aunque no quieran). ¿Por qué? Porque están hipnotizadas.
Ustedes saben que a un sujeto hipnotizado, por ejemplo, le ordenamos que vaya a matar a alguien, y va y lo mata (eso ya está previsto en el Código Penal de todos los países de la Tierra). Así también sucede con las gentes de todas las latitudes: están hipnotizadas, pero creen que están despiertas. Si se les dice que ha llegado la hora de ir a la guerra, van a la guerra; no quieren ir, pero van. ¿Por qué? Porque están hipnotizadas, y el hipnotizado, hipnotizado está (eso es gravísimo, y tremendamente cierto).
¿Que necesitamos salir del sueño hipnótico? ¡Eso es verdad! Pero bueno, vamos a ver: ¿cómo salimos del sueño hipnótico, si estamos contentos con nuestros hábitos mentales, con nuestro sistema de razonar, con nuestros hábitos sentimentales, con nuestras distintos hábitos o costumbres, adquiridos por la herencia y por la familia? Entonces, aunque estén escuchando aquí (en esta sala) las enseñanzas, sencillamente están perdiendo el tiempo. Pregúntense ustedes, a sí mismos, para qué han venido, con qué objeto están ustedes reunidos en esta sala. Si están reunidos aquí por mera curiosidad, pues vale más que no hubieran venido. Si de verdad les anima el anhelo de cambiar, pero continúan muy contentos con sus viejas normas de pensar, sencillamente se están autoengañando. Si es que ustedes quieren enganchar el carro de la Gnosis a su viejo tren, todo carcomido por el tiempo y podrido hasta el tuétano de los huesos, pues están haciendo un juego muy tonto que a nada los conduce. Así pues, no nos engañemos a sí mismos. Si ustedes quieren cambiar, seamos serios y empecemos por cambiar nuestra forma de pensar.
Cada cual tiene una forma de pensar, y cada cual cree que su manera de pensar es la más correcta. Pero, en realidad de verdad, las diversas formas de pensar de cada cual, o de todos en conjunto, de correcto no tienen nada, puesto que están hipnotizados. ¿Cómo puede pensar correctamente una persona que está hipnotizada? Pero ustedes creen que están pensando correctamente; he allí vuestro error: vuestros hábitos mentales no sirven.
Si es que quieren cambiar, bueno, aquí tienen la enseñanza nueva, aquí tienen el vino de la Gnosis. Pero, por favor, traigan odres nuevos para ese vino, no odres viejos, porque el vino nuevo rompe los odres viejos. Me interesa darle las enseñanzas a los hermanos, pero darla seriamente. Por eso los invito a cambiar vuestra forma de pensar.
¿Han reflexionado acaso, ustedes, en lo que es la Conciencia? ¿Con qué podría comparar a la Conciencia? Pues a un foco de luz, que lo dirijo hacia una parte o hacia otra; eso es obvio.
La Conciencia, debemos aprender a colocarla donde debe ser colocada. Donde esté nuestra Conciencia, allí estaremos nosotros. Ustedes, que me escuchan en estos momentos, ¿están seguros de que la Conciencia de cada uno está aquí? Si está aquí, me place. Pero, ¿estamos seguros de que está aquí? Puede ser que esté (en este momento) en la casa, puede ser que esté en la cantina, puede ser que esté en el supermercado, que tan sólo aquí estemos viendo la personalidad, la fachada de tal o cual hermano. Así pues, donde está la Conciencia, allí estamos nosotros.
La Conciencia es algo que hay que aprender a colocar, inteligentemente, donde debe ser colocada. Si colocamos nuestra Conciencia en una cantina, se procesará en virtud de la cantina, y si la colocamos nosotros en una casa de citas, se procesará allí, y si la colocamos nosotros en un mercado, tendremos un buen mercader o un mal mercader. Dondequiera esté la Conciencia, allí estaremos nosotros.
La Conciencia está (desgraciadamente) embotellada, y un Yo de lujuria podría llevar nuestra Conciencia, pues, a una casa de citas; un Yo de borrachera la podría cargar por una cantina; un Yo codicioso se la llevará por allá, para un mercado; un Yo asesino se la llevará por allá, a la casa de algún enemigo, etc. ¿A ustedes les parece correcto, acaso, no saber manejar la Conciencia? Tengo entendido que es absurdo llevarla por lugares donde no debe estar; eso es obvio.
Desgraciadamente, repito, nuestra Conciencia está enfrascada (sí, embotellada), entre distintos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Necesitamos quebrantar esos elementos, dentro de los cuales se halla embotellada la Conciencia. Pero digo: ¿haríamos eso sin cambiar nuestra forma de pensar, estando contentísimos con nuestros viejos hábitos, caducos y extemporáneos, que cargamos en la mente? ¿Nos preocuparíamos, acaso, por despertar la Conciencia? ¡Es claro que no! Si se quiere cambiar, vamos a cambiar desde ahora mismo, vamos a cambiar nuestros hábitos mentales, nuestra forma de pensar. Cuando uno cambia de verdad, origina cambios interiores; cuando uno cambia su forma de pensar, puede entonces pensar en cambiar totalmente en su interior. Pero si uno no cambia en su forma de pensar, si aquí (en esta mente) siguen existiendo los viejos hábitos extemporáneos, ¿cómo puede uno decir que va a provocar un cambio en su Conciencia interior? ¡Pues, eso no es posible! Sería contradictorio que pensáramos en una cosa e hiciéramos otra. ¡No es posible!
Así que, necesitamos hacernos dueños de nuestra propia Conciencia, colocarla donde debe colocarse, ubicarla donde debe ubicarse, aprender a ponerla en un lugar y aprender a quitarla (es un don maravilloso, pero un don que no estamos usando sabiamente).
Realmente, lo único que tenemos dentro es la Conciencia, es lo más digno que tenemos. Los diversos agregados psíquicos que nosotros cargamos, en modo alguno son dignos. Lo único digno, lo único real, lo que sí vale la pena en nosotros, es la Conciencia, pero está dormida, no la sabemos manejar, los agregados psíquicos se la llevan por donde ellos quieren (nosotros, realmente, no sabemos usarla, y eso es lamentable).
Si queremos un cambio, pero un cambio de fondo, debemos ir aprendiendo a saber qué es eso que se llama "Conciencia".
En el mundo oriental, se nos ha dicho que antes de que nazca en nosotros el Bodhisattva, debe surgir en nosotros el Bodhisita. Pero bueno, ante todo, ¿qué cosa es eso que se llama Bodhisattva? Alguno de ustedes sabrán, y otros no sabrán. La Blavatsky dice que "un Maestro que posea los Cuerpos Causal, Mental, Astral y Físico, es un Bodhisattva; que el Alma Humana o Alma Causal, vestida con tales cuerpos, es un Bodhisattva..." Ella hace plena distinción entre el Maestro, en sí, que es Atman-Buddhi (o sea, el Intimo y el Alma-Conciencia), y el Bodhisattva, que es el Alma Humana revestida con los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Pero el Budismo del Mahayana, o Mahayánico, es más exigente: no reconoce como Bodhisattvas sino a aquellos que se han sacrificado por la humanidad a través de sucesivos Mahamanvantaras.
Hay dos clases de seres (dice el Budismo Mahayánico): los unos, por ejemplo, serían los Buddhas Pratyecas, y los aspirantes a Buddhas Pratyecas, que son los Sravakas. Estos no se sacrifican por la humanidad jamás, nunca. Luchan, sí, por cambiar (y cambian), pero nunca dan su vida por sus hermanos (y claro, jamás tampoco encarnan al Cristo Intimo). Los otros son los Bodhisattvas, verdaderamente, aquellos que han renunciado a la felicidad del Nirvana por amor a la humanidad, aquellos que en distintos Mahamanvantaras, han entregado su sangre por la humanidad; que pudiendo vivir felices en el Nirvana, han renunciado a cualquier felicidad por sus hermanos de la Tierra. Son ellos los únicos que, verdaderamente, pueden encarnar al Cristo.
Pero bueno, volvamos a esto del Bodhisita. ¿Qué es el Bodhisita? Es la Conciencia ya despierta, desarrollada, convertida en el "Embrión Aureo", es la verdadera armadura argentada que nos puede proteger de las potencias de las tinieblas, que nos da la sapiencia y la experiencia. Vean ustedes cuanto vale, pues, ese don que se llama "Conciencia".
¡Es lástima que la humanidad tenga la Conciencia enfrascada entre el Ego! Es claro que mientras las gentes continúen pensando como piensan, sintiendo como sienten, y con sus mismas viejas costumbres rancias, no podrán despertar la Conciencia (continuará ésta hipnotizada). Como consecuencia, o como corolario, diremos: nunca surgirá, en gente así, el Bodhisita. Cuando el Bodhisita (que es la Conciencia desarrollada y despierta), surge en uno, en el aspirante, entonces pronto aparece el Bodhisattva. Obviamente, el Bodhisattva se forma dentro del clima psicológico del Bodhisita. ¡Es grandioso el Bodhisita!
En realidad de verdad, mis queridos hermanos, es grande cuando uno (verdaderamente) cambia su forma de pensar, porque entonces (y sólo entonces) trabajará para despertar la Conciencia. Entonces (y sólo entonces) hará un trabajo serio que lo conduzca al nacimiento del Bodhisita. Antes, no es posible.
Vivimos en un mundo, desgraciadamente doloroso. Todos ustedes están llenos de dolor, de sufrimientos; felicidad no existe en este mundo. Eso no es posible: mientras haya Ego, tiene que haber dolor; mientras continuemos con nuestra forma rancia de pensar, no podremos ser dichosos; mientras seamos víctimas de las emociones negativas, cualquier género de felicidad se hace imposible.
Nosotros necesitamos, en verdad, llegar a la felicidad; más no podríamos conseguir tal cosa, si no despertáramos la Conciencia, y nunca despertaremos la Conciencia si continuamos con la forma que tenemos actualmente de pensar. Así pues que, primero miremos cómo estamos pensando y cambiemos esa forma anticuada de pensamiento; preparemos nosotros odres nuevos para el vino nuevo, que es la Gnosis, y así trabajaremos de verdad (pero seriamente).
Este mundo, en sí mismo, es el producto de la Ley de la Originación; este mundo se sostiene con las Leyes de Causa y Efecto, que son las Leyes del Karma (también se les llama Leyes de Acción y Consecuencia: tal acción, tal consecuencia). Este es un mundo bastante complejo, es un mundo de asociaciones, combinaciones múltiples, dualismo incesante, lucha de los opuestos, etc. En estas circunstancias, no es posible que exista en este mundo la felicidad.
Cada uno de nosotros tiene que pagar su Karma (estamos llenos de deudas). Ese Karma, obviamente, nos trae mucho dolor, muchas amarguras (no somos dichosos). Muchos piensan que podríamos llegar a la felicidad a través de la evolución. Es un concepto falso, pues la mecánica es mecánica. La Ley de Evolución, y también la de Involución, constituyen el eje mecánico de esta maquinaria que se llama "Naturaleza". Hay evolución en el grano que germina, en la planta que se desarrolla y al fin da frutos. Hay involución en la planta que ya entra en decrepitud y por último se convierte en un montón de leños. Hay evolución en el niño que se forma en el claustro materno, en la criatura que nace y que crece, y que se desarrolla y vive a la luz del Sol. Más también existe involución en el ser humano que envejece, decrece, entra en decrepitud y al fin muere.
Eso es completamente mecánico. Mecánica es también la Ley del Karma (en cierto sentido, en el sentido causativo, mirada a la luz de las Doce Nidanas). Es mecánica, y nosotros necesitamos liberarnos (precisamente) de la Ley del Karma; necesitamos liberarnos de ese movimiento mecánico de la naturaleza, necesitamos hacernos libres, y esto no será posible mediante la evolución mecánica.
Cualquier evolución mecánica se procesa de acuerdo con las Leyes de Causa y Efecto, las Leyes de las Asociaciones, de las Combinaciones Mutuas, etc. (lo que es mecánico, es mecánico). Nosotros necesitamos liberarnos de la Ley de la Evolución y también de la Ley de la Involución. Necesitamos dar el gran salto, para caer en el Vacío Iluminador.
Obviamente, existe, pues, una antítesis, entre la "Teoría de la Relatividad" que predicara un Einstein, y el Vacío Iluminador. Lo relativo es lo relativo; la maquinaria de la relatividad funciona con la Ley de los Opuestos, con el dualismo, etc. En la lucha de las antítesis, hay dolor, y eso no es felicidad. Si queremos la auténtica felicidad, debemos salirnos de la mecánica ésta de la relatividad, dar el gran salto, repito, para caer entre el seno del Vacío Iluminador.
Yo experimenté el Vacío Iluminador en mi mocedad; apenas sí tendría unos dieciocho años cuando pude dar el gran salto, pasar más allá del tiempo y vivenciar eso que no es del tiempo, eso que podríamos llamar la experiencia del Prajna Paramita (en su más crudo realismo). No está de más enfatizarles a ustedes la noticia de que tal evidencia, fue repetida tres veces. Supe, entonces, lo que era el Sunyata, lo pude vivir.
En el Vacío Iluminador no existe el dualismo conceptual (de ninguna especie), la maquinaria de la relatividad no funciona en el Vacío Iluminador, la Ley de las Mutuas Combinaciones y Asociaciones Mecánicas, no es posibles en el Vacío Iluminador; toda la "Teoría de la Relatividad" de un Einstein, queda destruida en el Vacío Iluminador.
Indubitablemente, la experiencia del Vacío Iluminador sólo es posible en estado de Samadhi, o como se dijera también, en estado de Prajna Paramita.
En el Vacío Iluminador no existen formas de ninguna especie; podría decirse que allí, pasa uno más allá del universo y de los Dioses. En el Vacío Iluminador puede darse una respuesta correcta a aquello de que "si todo se reducen a la unidad, ¿a qué se reduce la unidad?" Tal respuesta no es posible para la mente lógica formal humana, o por lo menos para la mente que funciona de acuerdo con la lógica formal. Pero en el Vacío Iluminador, no es necesaria tal respuesta. Tal respuesta, allí, es una realidad patente, definida.
Entonces, el que entra en ese estado de Maha Samadhi, dijéramos, vive en todas las cosas, pero desprovisto de formas, y esto de por sí ya es grandioso, sublime e inefable.
Sumergirse definitivamente en el Sunyata, es decir, en el Vacío Iluminador definitivo, sólo es posible mediante el gran salto, y a condición definitiva de haber pasado por la aniquilación budista total. De lo contrario, no sería posible.
En aquella época, aún no había pasado yo por la aniquilación budista, y obviamente, a medida que me acercaba a la gran realidad, la Conciencia se expandía en forma desmesurada. Es obvio que en esta situación, no habiendo pasado por la aniquilación budista, sentí indecible terror, motivo por el cual regresé al universo de la relatividad de Einstein.
Repito: tres veces experimenté con el Vacío Iluminador, y supe (en el Sunyata, por experiencia trascendental, vívida) que hay algo más allá del Vacío Iluminador. ¿Qué? Eso que se llama Talidad (la Gran Realidad). Lo supe con una intuición de tipo trascendental, porque en el terreno de la intuición, dentro del mundo de la intuicionalidad, hay distintos grados de intuición, e incuestionablemente, el grado más elevado de intuición es el de las mentes filosófico-religiosas o filosófico-místicas. Ese tipo de intuición corresponde al Prajna Paramita. Esta facultad, pues, me permitió saber que más allá del mundo del Vacío Iluminador, está la Gran Realidad.
Bien, quiero afirmarle a ustedes, en forma enfática, que este camino de la Gnosis conduce a la Gran Realidad. La Gran Realidad o Talidad, o Sunyata, o el Prajna Paramita, está más allá del universo de la relatividad, es decir, mas allá de la mecánica ésta de la relatividad, mucho más allá del Vacío Iluminador. Es decir, la Talidad transciende a estos dos opuestos que yo llamaría "Mecánica de la Relatividad y Vacío Iluminador".
Estoy hablándoles a ustedes, no en forma meramente teórica. En pasados Mahamanvantaras experimenté la Talidad, y como quiera que la conozco, tengo que dar de ello vivo testimonio.
Lo importante, para nosotros, es pasar por una suprema aniquilación, a fin de que la Conciencia (convertida en Bodhisita y totalmente despierta), pueda dar el gran salto para caer entre el Vacío Iluminador (y si damos un paso más, llegaremos a la Talidad).
Pero como les digo, debemos empezar por cambiar nuestra forma de pensar, para trabajar correctamente sobre sí mismos, desintegrando, realmente, los elementos psíquicos e indeseables que llevamos dentro. ¿Cómo podríamos conseguir nosotros el despertar de la Conciencia, el desarrollo del Bodhisita, si antes no cambiáramos nuestra forma de pensar?
Es necesario también saber meditar, comprender lo que es la técnica de la meditación. El objeto de la meditación es muy simple. ¿Qué es lo que queremos nosotros, a través de la meditación? Tranquilizarnos, tranquilidad. Parecería muy superfluo lo que estamos diciendo; ustedes podrían objetarme diciendo que podríamos tranquilizarnos con una botella de vino, ¿no? Podrían objetarme, también, diciendo que podríamos tranquilizarnos oyendo una Sinfonía de Beethoven (así podrían ustedes decirme). Pero, en realidad de verdad, conseguir la tranquilidad es de lo más difícil que ustedes imaginarse puedan.
Nadie podría tener tranquilidad mental, tener su mente en santa paz, si no ha eliminado de su Centro Intelectual todo el pensar caduco y extemporáneo que carga. Nadie podría tener paz en su corazón, si no hubiese eliminado de sí mismo, previamente, las emociones negativas y perjudiciales.
Así que, cuando un gnóstico, un Arhat gnóstico, se sumerge en meditación, busca tranquilidad. En esos instantes, se propone trabajar sobre algún elemento inhumano que haya descubierto en sí mismo, mediante la autoobservación. ¿Posiblemente descubrió la ira? Bueno, se dedicará entonces a comprender al agregado psíquico de la ira, hasta volverlo polvo con la ayuda de su Divina Madre Kundalini (que deberá invocar para que le auxilie). ¿O tal vez descubrió que tiene el agregado psíquico del odio? Entonces se propondrá desintegrar tal agregado, para que surja en su reemplazo el amor. A medida que uno vaya desintegrando todos esos agregados psíquicos inhumanos que cargamos en nuestro interior, la Conciencia irá despertando.
Mucho se habla en la Gnosis sobre el sexo, pero debemos primero cambiar nuestra forma de pensar, para que tengamos una rica información, para que nos hagamos más conscientes de la enseñanza. Sólo así trabajaremos con éxito en la fragua encendida de Vulcano.
No queremos en modo alguno, esta noche, eludir los Misterios Sexuales. Es bueno que ustedes entiendan que el camino que conduce a la Talidad es (y subrayo esto completamente) absolutamente sexual (y esto hay que entenderlo).
Incuestionablemente, un soltero o una soltera pueden disolver, a base de mucha comprensión, un cincuenta por ciento de agregados psíquicos, siempre y cuando se apele a la Divina Madre Kundalini, durante la meditación. Pero hay elementos psíquicos muy pesados que corresponden al mundo de las noventa y seis leyes. Estos no se desintegran sino, exclusivamente, con el molinillo eléctrico de los físicos, con la swástica en movimiento, que genera determinado tipo de electricidad sexual trascendente.
Obviamente, pues, la Mujer-Serpiente, o sea, la Princesa Kundalini, la Divina Madre Cósmica, es reforzada mediante ese tipo de electricidad. Entonces puede ella con su poder eléctrico desintegrar atómicamente los elementos psíquicos más pesados, dentro de los cuales está embotellada la Conciencia. Así, poco a poco, llega el instante en que la Conciencia queda completamente liberada y despierta, lista para dar el gran salto y caer en el Vacío Iluminador, que es la antesala de la Gran Realidad.
En este mundo se nos ha criticado demasiado porque ponemos énfasis en el sexo. Muchos suponen que hay muchos caminos que pueden conducir a la Gran Realidad. Obviamente que, cada cual es muy libre de pensar como quiera, pero en nombre de la verdad, por experiencia mística directa, acumulada en el fondo de mi Conciencia a través de sucesivos Mahamanvantaras, puedo decirles que el camino que conduce a la Gran Realidad, a la Talidad, más allá del Vacío Iluminador y de la mecánica de la relatividad, es absolutamente sexual, en un ciento por ciento.
Quienes disientan en esta cuestión, revelan con ese proceder psicológico, desconocimiento de la cruda realidad. Es obvio que quien ha tenido verdadera experiencia en estas cuestiones, a través de sucesivos Mahamanvantaras, sabe muy bien que así es, y que no es posible escaparse definitivamente de esta mecánica de la relatividad, por otra puerta o por otro camino que no sea el directo, el que lleva a la Gran Realidad.
"Sunyata" es un termino budista, muy interesante, que nos indica perfectamente, la experiencia mística, vívida, del que no sólo ha experimentado el Vacío Iluminador, sino que ha llegado más allá, mucho más allá: a la Talidad, a la Gran Realidad.
Dentro del terreno exclusivamente esotérico místico, o budista crístico, disiento con muchos budistas ortodoxos (repito: dentro del terrenos estrictamente místico budista), que ponen el Vacío Iluminador como lo máximo. Nosotros vamos más lejos: queremos la Gran Realidad, la experiencia vívida del Sunyata, la experiencia vívida del Prajna Paramita.
En nuestro interior tenemos la Conciencia, precisamente el don más precioso, pero lamentablemente enfrascada en el Ego. Si conseguimos liberarla, entonces estaremos listos para dar el gran salto, el salto supremo.
Una Conciencia liberada es una Conciencia que puede sumergirse en la gran realidad de la vida, libre en su movimiento. Esta gran realidad es felicidad inagotable, más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente; es una felicidad imposible de describir con palabras.
Todos queremos felicidad y no tenemos felicidad. No es posible ser felices en un mundo de combinaciones, no es posible ser felices dentro de esta maquinaria de la relatividad. Es hora de pensar en liberarnos del Karma, en liberarnos de este mundo doloroso, de esta maquinaria tan infernal. Pero si ustedes no cambian su forma de pensar, si sólo quieren esta doctrina para engancharla a su viejo tren de vida, decrépito y degenerado, pues están perdiendo el tiempo.
¡Quiero la felicidad para ustedes, la verdadera dicha del Ser! Quiero que ustedes aprendan a meditar profundamente, que sepan meditar. Cuando uno ha conseguido una perfecta meditación, llega a la verdadera dicha. Si yo no hubiera tenido en mi vida la experiencia del Vacío Iluminador, allá en mi mocedad, no estaría hablándoles ahora en la forma en que les estoy hablando, esa experiencia vívida jamás se borró de mi Conciencia ni de mi corazón.
Es posible que en una práctica de meditación profunda, la Conciencia de alguien se escape del Ego y experimente la dicha del Vacío Iluminador. Es obvio que si ese alguien lo consigue, trabajará con gusto sobre sí mismo, trabajará con ardor, pues habrá experimentado ciertamente, en ausencia del Ego, eso que es la verdad, eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.
Aquí, en esta cátedra, les he enseñado una forma sencilla de meditación (porque hay un tipo de meditación que está dirigido a la autoexploración del Ego, con el propósito de desintegrarlo, de volverlo cenizas), pero también hay otro tipo de meditación, que tiene por objeto llegar (un día) a la experiencia de lo real.
Conviene experimentar, alguna vez, la Gran Realidad, porque eso lo llena a uno de ánimo para la lucha contra sí mismo. Esa es la ventaja del Sunyata, esa es la ventaja más grande, en relación con la experiencia de lo real.
Bien, mis caros hermanos, ante todo es necesario conocer las leyes del trabajo esotérico gnóstico, si es que en realidad de verdad queremos un cambio radical y definitivo.
En nombre de la verdad diremos que si por alguna parte hemos de empezar a trabajar sobre sí mismos, tiene que ser en relación con la mente y el sentimiento. Sería absurdo empezar a trabajar con el Centro Motor, por ejemplo, que como ustedes ya saben, se relaciona con los hábitos, costumbres y acciones de tal órgano o de tal centro. Obviamente, esto sería como empezar con un faquirismo absurdo.
A propósito de faquires, en la India hay faquires que por ejemplo, levantan un brazo en alto y lo sostienen por tiempo indefinido, hasta que llega a quedar rígido. Hay otros que permanecen firmes en un lugar, durante veinte o treinta años, hasta convertirse en verdaderas estatuas. Más después de todo, ¿qué es lo que ganan esos faquires? Desarrollar un poco la fuerza de la voluntad, y eso es todo. No podemos pensar que ellos vayan a crear el Cuerpo de la Voluntad Consciente, es claro que no; no se puede crear un cuerpo fuera de la Novena Esfera. Si fuera posible crear algún cuerpo fuera de la Novena Esfera, nosotros hubiéramos nacido, pues, del aire, o de las aguas de algún lago, o de entre una roca; no seríamos hijos de un hombre y de una mujer, pero somos hijos, en verdad, de un hombre y de una mujer. Entonces, la creación siempre se realiza en la Novena Esfera; eso es obvio.
Así pues, ningún faquir podría crear el Cuerpo de la Voluntad Consciente, lejos de la Novena Esfera. Nada ganan, pues, los que se dedican al faquirismo, excepto desarrollar un poco la fuerza de la voluntad, y eso es todo.
Empezar, pues, con el Centro Motor, sería absurdo. Aún más, empezar a trabajar con el Centro Sexual, sin tener una información correcta del cuerpo de doctrina gnóstica, pues es absurdo, porque el que empieza en esas condiciones, no sabe lo que está haciendo, no tiene conciencia clara del trabajo en la Forja de los Cíclopes, y puede caer, es obvio, en gravísimos errores.
Recordemos que el primer centro es el Intelectual, segundo el Emocional, tercero el Motor, cuarto el Instintivo y quinto el Sexual. Existe también el sexto, que es la Emoción Superior, y el séptimo, que es el Mental Superior. Pero si empezáramos, en realidad de verdad, con los centros inferiores de la máquina orgánica, caeríamos en el error.
Antes que todo, en estos estudios, debemos empezar por los centros Intelectual y Emocional; necesitamos, en verdad, cambiar nuestra forma de pensar; de lo contrario, marcharemos por el camino del error. ¿De qué serviría, por ejemplo, que ustedes asistieran a estas cátedras y no cambiaran la forma de pensar? Aquí se les dan muchos ejercicios esotéricos, se les orienta doctrinariamente, pero si ustedes no cambian la forma de pensar, ¿de qué les sirve todo lo que aquí se les dé? Se les dice que hay que disolver el Ego, se les dice que hay que sacrificarse por la humanidad, se les dice que hay que crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, etc., pero si ustedes continúan pensando como antes, con los mismos hábitos mentales de otros tiempos, ¿de qué sirve todo lo que están escuchando aquí? Se les dice que hay que desintegrar el Ego, pero ustedes continúan con sus mismos hábitos mentales, con sus formas y sistemas caducos de pensar, entonces, ¿de qué les sirve la información que se les está dando? En las Sagradas Escrituras se habla muy claramente (y precisamente, muy cerca de Juan El Bautista), sobre aquello del "vino viejo" y el "vino nuevo". "Que nadie echaría, por ejemplo (dice El Cristo), vino nuevo en odre viejo, porque los odres viejos se romperían". Así pues que, para el vino nuevo, se necesitan odres nuevos.
También dice, el Gran Kabir Jesús, que "a nadie se le ocurriría remendar, o poner remiendos a ropa vieja, con pedazos de ropa nueva". Verbigracia, o por ejemplo: romper un traje nuevo, para remendar un traje viejo. Eso sería absurdo, ¿verdad? Así también, esta nueva enseñanza es como el vino nuevo: necesita odre nuevo. ¿Cuál es ese "odre"? ¡Pues la mente! Si no abandonamos las formas caducas de pensar, si seguimos pensando con los hábitos que antes teníamos, sencillamente estamos perdiendo el tiempo. Hay necesidad de cambiar la forma de pensar; para el vino nuevo, odre nuevo se necesita.
Así pues, necesitamos cambiar completamente nuestra forma de pensar, a fin de recibir esta enseñanza. Ese es el punto grave de la cuestión, porque si recibimos esta enseñanza y la añadimos a la forma de pensar que teníamos antes (a nuestros viejos hábitos mentales), pues nada estamos haciendo, nos estamos engañando a sí mismos. Querer enganchar el carro de la enseñanza gnóstica, a nuestro viejo carro, todo dañado por el tiempo y lleno de basuras e inmundicias, es engañarnos a sí mismos.
Se trata, antes que todo, de preparar el recipiente, para recibir el vino de la enseñanza gnóstica (ese recipiente es la mente). Sólo así, con un recipiente nuevo, transformado, con un recipiente verdaderamente magnifico, se puede recibir ese vino de la enseñanza gnóstica, y esto es lo que yo quiero que los hermanos vayan comprendiendo.
Necesitamos que las emociones negativas sean eliminadas de nosotros, porque esas emociones negativas, pues, no permiten un cambio de fondo. Es imposible transformarnos si aún poseemos, dentro de nosotros, emociones negativas. Nosotros tenemos que erradicar de nuestro corazón las emociones de tipo negativo, que son verdaderamente perjudiciales en todo sentido. Una persona que se deja llevar por emociones negativas, se vuelve mentirosa en un ciento por ciento.
Ya les había contado a ustedes, en mi pasadas cátedra, el caso de un señor xx que actualmente se encuentra, podríamos decir, al borde de la muerte. Este buen hombre vino a tener, pues, una embolia cerebral. ¿Motivo? Muy claro (lo repito): alguien le mal informó que su hermana había sido víctima de un fraude. Tal informe fue después examinado y resultó falso. Pero este hombre, que ama a su hermana, creyó pues en esa infundia difamante, y la tomó tan a pecho, que le dio una embolia cerebral. En estos momentos se encuentra al borde de la muerte (vean ustedes éste caso).
De manera que, entonces, las emociones negativas vienen a llevarnos al fracaso. Su hermana aún sigue convencida de que fue víctima de un fraude, y es obvio que calumnia a un inocente, pero ella está segura de que fue víctima. Personalmente examiné el caso y me di cuenta que ella misma se estaba autoengañando, se estaba mintiendo a sí misma (víctima de las emociones negativas), y a su vez calumniando a otro en forma inconsciente. De manera que, les he dicho a ustedes y les repito, que las emociones negativas lo tornan a uno mentiroso.
Observen ustedes a las gentes: cómo mienten; llevadas por las emociones negativas, lanzan juicios falsos y luego se arrepienten, pero es tarde, ya los lanzaron (entre tanto). Así pues, debemos eliminar de nuestra naturaleza las emociones negativas.
La mentira, ciertamente, es una conexión falsa. Lo normal es que la energía del Padre, la energía del Anciano de los Días, es decir, de nuestro Ser Interior profundo, fluya a través de la organización cósmica interior, hasta llegar a la mente. Pero si nosotros hacemos una conexión falsa, ya no puede fluir esa energía. Es como si se cortara el alambre eléctrico: la energía eléctrica, entonces, no llegaría al foco, o a los focos que nos iluminan. Así pues, la mentira (ya les dije y repito) es una conexión falsa. Por lo común, cuando uno se llena de emociones negativas, se torna mentiroso. ¡Esa es la realidad de los hechos!
Si nosotros verdaderamente comprendemos todo esto, y empezamos por cambiar nuestra forma de pensar y de sentir, bien pronto esto se reflejará en nuestras acciones. Una vez que uno ha cambiado su forma de pensar, sentir y actuar, entonces está perfectamente listo para empezar a trabajar con los Misterios del Sexo.
Y ese es el error de algunos Misioneros: que las gentes comiencen de una vez a trabajar con el Maithuna, en la Novena Esfera, sin conocer siquiera el cuerpo de doctrina. Pero esto es absurdo, porque las gentes que no han cambiado su forma de pensar, que continúan con sus mismos hábitos, las gentes que tienen sus mismas formas de sentir, que son víctimas de las emociones negativas, pues no comprenden estos Misterios del Sexo y los profanan. Por eso es que Paracelso insiste en que, primero que todo, hay que conocer la Ciencia para luego entrar a trabajar en la Novena Esfera (y tiene razón en esto, Felipe Teofastro Bombasto de Hohenheim: Aureola Paracelso). Empecemos, pues, por cambiar nuestra forma de pensar y de sentir.
Muchos reciben aquí enseñanzas esotéricas, se les da, pero continúan pensando como antes, como pensaban hace veinte años. ¿Qué sucede entonces? ¡Que están perdiendo el tiempo! Si se les da a las gentes la enseñanza para que se autorrealicen, para que cambien, y continúan pensando como antes, obviamente se marcha muy mal.
Yo conozco hermanitos gnósticos que tienen veinte y treinta años de estar en las enseñanzas gnósticas, y todavía piensan como pensaban como cuando tenían veinte y treinta años de edad. Muy ilustrados, sí, manejan muy bien las ideas, pero si uno les examina detenidamente sus vidas, sus costumbres, verá que son las mismas que tenían antes. Conozco hermanos, hasta muy juiciosos, Misioneros y todo, que platican muy bien sobre la Gnosis, que manejan el cuerpo de doctrina en forma extraordinaria, pero los he estado observando y resulta que actúan como cuando no eran gnósticos; actúan como actuaban hace treinta años atrás, tienen las costumbres viejas que tenían cuando nada sabían de estos estudios, continúan con esas mismas y viejas costumbres. ¿Qué están haciendo esos hermanos, entonces? Se están autoengañando miserablemente; eso es obvio.
Así pues, hemos de empezar por cambiar la forma de pensar, y después la forma de sentir; poner el vino nuevo, el vino gnóstico, en odres nuevos, no en odres viejos. Una mente decrépita, llena de hábitos viejos, de hábitos de hace veinte o treinta años atrás, no está preparada para recibir el vino de la Gnosis. Una mente así, necesita (forzosamente) pasar por un cambio radical; de lo contrario, se está perdiendo el tiempo miserablemente.
Con todo esto, ¿qué es lo que queremos? ¡Saber despertar Conciencia! Es la verdad, eso es lo que queremos: ¡Despertar!
En el mundo oriental no se ignora que la gente está dormida, (nadie lo ignora); pero en el mundo occidental, la gente cree que está despierta, y sin embargo hacen cosas que no quieren hacer: se lanzan a la guerra, pero no quieren ir a la guerra (pero siempre van, aunque no quieran). ¿Por qué? Porque están hipnotizadas.
Ustedes saben que a un sujeto hipnotizado, por ejemplo, le ordenamos que vaya a matar a alguien, y va y lo mata (eso ya está previsto en el Código Penal de todos los países de la Tierra). Así también sucede con las gentes de todas las latitudes: están hipnotizadas, pero creen que están despiertas. Si se les dice que ha llegado la hora de ir a la guerra, van a la guerra; no quieren ir, pero van. ¿Por qué? Porque están hipnotizadas, y el hipnotizado, hipnotizado está (eso es gravísimo, y tremendamente cierto).
¿Que necesitamos salir del sueño hipnótico? ¡Eso es verdad! Pero bueno, vamos a ver: ¿cómo salimos del sueño hipnótico, si estamos contentos con nuestros hábitos mentales, con nuestro sistema de razonar, con nuestros hábitos sentimentales, con nuestras distintos hábitos o costumbres, adquiridos por la herencia y por la familia? Entonces, aunque estén escuchando aquí (en esta sala) las enseñanzas, sencillamente están perdiendo el tiempo. Pregúntense ustedes, a sí mismos, para qué han venido, con qué objeto están ustedes reunidos en esta sala. Si están reunidos aquí por mera curiosidad, pues vale más que no hubieran venido. Si de verdad les anima el anhelo de cambiar, pero continúan muy contentos con sus viejas normas de pensar, sencillamente se están autoengañando. Si es que ustedes quieren enganchar el carro de la Gnosis a su viejo tren, todo carcomido por el tiempo y podrido hasta el tuétano de los huesos, pues están haciendo un juego muy tonto que a nada los conduce. Así pues, no nos engañemos a sí mismos. Si ustedes quieren cambiar, seamos serios y empecemos por cambiar nuestra forma de pensar.
Cada cual tiene una forma de pensar, y cada cual cree que su manera de pensar es la más correcta. Pero, en realidad de verdad, las diversas formas de pensar de cada cual, o de todos en conjunto, de correcto no tienen nada, puesto que están hipnotizados. ¿Cómo puede pensar correctamente una persona que está hipnotizada? Pero ustedes creen que están pensando correctamente; he allí vuestro error: vuestros hábitos mentales no sirven.
Si es que quieren cambiar, bueno, aquí tienen la enseñanza nueva, aquí tienen el vino de la Gnosis. Pero, por favor, traigan odres nuevos para ese vino, no odres viejos, porque el vino nuevo rompe los odres viejos. Me interesa darle las enseñanzas a los hermanos, pero darla seriamente. Por eso los invito a cambiar vuestra forma de pensar.
¿Han reflexionado acaso, ustedes, en lo que es la Conciencia? ¿Con qué podría comparar a la Conciencia? Pues a un foco de luz, que lo dirijo hacia una parte o hacia otra; eso es obvio.
La Conciencia, debemos aprender a colocarla donde debe ser colocada. Donde esté nuestra Conciencia, allí estaremos nosotros. Ustedes, que me escuchan en estos momentos, ¿están seguros de que la Conciencia de cada uno está aquí? Si está aquí, me place. Pero, ¿estamos seguros de que está aquí? Puede ser que esté (en este momento) en la casa, puede ser que esté en la cantina, puede ser que esté en el supermercado, que tan sólo aquí estemos viendo la personalidad, la fachada de tal o cual hermano. Así pues, donde está la Conciencia, allí estamos nosotros.
La Conciencia es algo que hay que aprender a colocar, inteligentemente, donde debe ser colocada. Si colocamos nuestra Conciencia en una cantina, se procesará en virtud de la cantina, y si la colocamos nosotros en una casa de citas, se procesará allí, y si la colocamos nosotros en un mercado, tendremos un buen mercader o un mal mercader. Dondequiera esté la Conciencia, allí estaremos nosotros.
La Conciencia está (desgraciadamente) embotellada, y un Yo de lujuria podría llevar nuestra Conciencia, pues, a una casa de citas; un Yo de borrachera la podría cargar por una cantina; un Yo codicioso se la llevará por allá, para un mercado; un Yo asesino se la llevará por allá, a la casa de algún enemigo, etc. ¿A ustedes les parece correcto, acaso, no saber manejar la Conciencia? Tengo entendido que es absurdo llevarla por lugares donde no debe estar; eso es obvio.
Desgraciadamente, repito, nuestra Conciencia está enfrascada (sí, embotellada), entre distintos elementos inhumanos que en nuestro interior cargamos. Necesitamos quebrantar esos elementos, dentro de los cuales se halla embotellada la Conciencia. Pero digo: ¿haríamos eso sin cambiar nuestra forma de pensar, estando contentísimos con nuestros viejos hábitos, caducos y extemporáneos, que cargamos en la mente? ¿Nos preocuparíamos, acaso, por despertar la Conciencia? ¡Es claro que no! Si se quiere cambiar, vamos a cambiar desde ahora mismo, vamos a cambiar nuestros hábitos mentales, nuestra forma de pensar. Cuando uno cambia de verdad, origina cambios interiores; cuando uno cambia su forma de pensar, puede entonces pensar en cambiar totalmente en su interior. Pero si uno no cambia en su forma de pensar, si aquí (en esta mente) siguen existiendo los viejos hábitos extemporáneos, ¿cómo puede uno decir que va a provocar un cambio en su Conciencia interior? ¡Pues, eso no es posible! Sería contradictorio que pensáramos en una cosa e hiciéramos otra. ¡No es posible!
Así que, necesitamos hacernos dueños de nuestra propia Conciencia, colocarla donde debe colocarse, ubicarla donde debe ubicarse, aprender a ponerla en un lugar y aprender a quitarla (es un don maravilloso, pero un don que no estamos usando sabiamente).
Realmente, lo único que tenemos dentro es la Conciencia, es lo más digno que tenemos. Los diversos agregados psíquicos que nosotros cargamos, en modo alguno son dignos. Lo único digno, lo único real, lo que sí vale la pena en nosotros, es la Conciencia, pero está dormida, no la sabemos manejar, los agregados psíquicos se la llevan por donde ellos quieren (nosotros, realmente, no sabemos usarla, y eso es lamentable).
Si queremos un cambio, pero un cambio de fondo, debemos ir aprendiendo a saber qué es eso que se llama "Conciencia".
En el mundo oriental, se nos ha dicho que antes de que nazca en nosotros el Bodhisattva, debe surgir en nosotros el Bodhisita. Pero bueno, ante todo, ¿qué cosa es eso que se llama Bodhisattva? Alguno de ustedes sabrán, y otros no sabrán. La Blavatsky dice que "un Maestro que posea los Cuerpos Causal, Mental, Astral y Físico, es un Bodhisattva; que el Alma Humana o Alma Causal, vestida con tales cuerpos, es un Bodhisattva..." Ella hace plena distinción entre el Maestro, en sí, que es Atman-Buddhi (o sea, el Intimo y el Alma-Conciencia), y el Bodhisattva, que es el Alma Humana revestida con los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Pero el Budismo del Mahayana, o Mahayánico, es más exigente: no reconoce como Bodhisattvas sino a aquellos que se han sacrificado por la humanidad a través de sucesivos Mahamanvantaras.
Hay dos clases de seres (dice el Budismo Mahayánico): los unos, por ejemplo, serían los Buddhas Pratyecas, y los aspirantes a Buddhas Pratyecas, que son los Sravakas. Estos no se sacrifican por la humanidad jamás, nunca. Luchan, sí, por cambiar (y cambian), pero nunca dan su vida por sus hermanos (y claro, jamás tampoco encarnan al Cristo Intimo). Los otros son los Bodhisattvas, verdaderamente, aquellos que han renunciado a la felicidad del Nirvana por amor a la humanidad, aquellos que en distintos Mahamanvantaras, han entregado su sangre por la humanidad; que pudiendo vivir felices en el Nirvana, han renunciado a cualquier felicidad por sus hermanos de la Tierra. Son ellos los únicos que, verdaderamente, pueden encarnar al Cristo.
Pero bueno, volvamos a esto del Bodhisita. ¿Qué es el Bodhisita? Es la Conciencia ya despierta, desarrollada, convertida en el "Embrión Aureo", es la verdadera armadura argentada que nos puede proteger de las potencias de las tinieblas, que nos da la sapiencia y la experiencia. Vean ustedes cuanto vale, pues, ese don que se llama "Conciencia".
¡Es lástima que la humanidad tenga la Conciencia enfrascada entre el Ego! Es claro que mientras las gentes continúen pensando como piensan, sintiendo como sienten, y con sus mismas viejas costumbres rancias, no podrán despertar la Conciencia (continuará ésta hipnotizada). Como consecuencia, o como corolario, diremos: nunca surgirá, en gente así, el Bodhisita. Cuando el Bodhisita (que es la Conciencia desarrollada y despierta), surge en uno, en el aspirante, entonces pronto aparece el Bodhisattva. Obviamente, el Bodhisattva se forma dentro del clima psicológico del Bodhisita. ¡Es grandioso el Bodhisita!
En realidad de verdad, mis queridos hermanos, es grande cuando uno (verdaderamente) cambia su forma de pensar, porque entonces (y sólo entonces) trabajará para despertar la Conciencia. Entonces (y sólo entonces) hará un trabajo serio que lo conduzca al nacimiento del Bodhisita. Antes, no es posible.
Vivimos en un mundo, desgraciadamente doloroso. Todos ustedes están llenos de dolor, de sufrimientos; felicidad no existe en este mundo. Eso no es posible: mientras haya Ego, tiene que haber dolor; mientras continuemos con nuestra forma rancia de pensar, no podremos ser dichosos; mientras seamos víctimas de las emociones negativas, cualquier género de felicidad se hace imposible.
Nosotros necesitamos, en verdad, llegar a la felicidad; más no podríamos conseguir tal cosa, si no despertáramos la Conciencia, y nunca despertaremos la Conciencia si continuamos con la forma que tenemos actualmente de pensar. Así pues que, primero miremos cómo estamos pensando y cambiemos esa forma anticuada de pensamiento; preparemos nosotros odres nuevos para el vino nuevo, que es la Gnosis, y así trabajaremos de verdad (pero seriamente).
Este mundo, en sí mismo, es el producto de la Ley de la Originación; este mundo se sostiene con las Leyes de Causa y Efecto, que son las Leyes del Karma (también se les llama Leyes de Acción y Consecuencia: tal acción, tal consecuencia). Este es un mundo bastante complejo, es un mundo de asociaciones, combinaciones múltiples, dualismo incesante, lucha de los opuestos, etc. En estas circunstancias, no es posible que exista en este mundo la felicidad.
Cada uno de nosotros tiene que pagar su Karma (estamos llenos de deudas). Ese Karma, obviamente, nos trae mucho dolor, muchas amarguras (no somos dichosos). Muchos piensan que podríamos llegar a la felicidad a través de la evolución. Es un concepto falso, pues la mecánica es mecánica. La Ley de Evolución, y también la de Involución, constituyen el eje mecánico de esta maquinaria que se llama "Naturaleza". Hay evolución en el grano que germina, en la planta que se desarrolla y al fin da frutos. Hay involución en la planta que ya entra en decrepitud y por último se convierte en un montón de leños. Hay evolución en el niño que se forma en el claustro materno, en la criatura que nace y que crece, y que se desarrolla y vive a la luz del Sol. Más también existe involución en el ser humano que envejece, decrece, entra en decrepitud y al fin muere.
Eso es completamente mecánico. Mecánica es también la Ley del Karma (en cierto sentido, en el sentido causativo, mirada a la luz de las Doce Nidanas). Es mecánica, y nosotros necesitamos liberarnos (precisamente) de la Ley del Karma; necesitamos liberarnos de ese movimiento mecánico de la naturaleza, necesitamos hacernos libres, y esto no será posible mediante la evolución mecánica.
Cualquier evolución mecánica se procesa de acuerdo con las Leyes de Causa y Efecto, las Leyes de las Asociaciones, de las Combinaciones Mutuas, etc. (lo que es mecánico, es mecánico). Nosotros necesitamos liberarnos de la Ley de la Evolución y también de la Ley de la Involución. Necesitamos dar el gran salto, para caer en el Vacío Iluminador.
Obviamente, existe, pues, una antítesis, entre la "Teoría de la Relatividad" que predicara un Einstein, y el Vacío Iluminador. Lo relativo es lo relativo; la maquinaria de la relatividad funciona con la Ley de los Opuestos, con el dualismo, etc. En la lucha de las antítesis, hay dolor, y eso no es felicidad. Si queremos la auténtica felicidad, debemos salirnos de la mecánica ésta de la relatividad, dar el gran salto, repito, para caer entre el seno del Vacío Iluminador.
Yo experimenté el Vacío Iluminador en mi mocedad; apenas sí tendría unos dieciocho años cuando pude dar el gran salto, pasar más allá del tiempo y vivenciar eso que no es del tiempo, eso que podríamos llamar la experiencia del Prajna Paramita (en su más crudo realismo). No está de más enfatizarles a ustedes la noticia de que tal evidencia, fue repetida tres veces. Supe, entonces, lo que era el Sunyata, lo pude vivir.
En el Vacío Iluminador no existe el dualismo conceptual (de ninguna especie), la maquinaria de la relatividad no funciona en el Vacío Iluminador, la Ley de las Mutuas Combinaciones y Asociaciones Mecánicas, no es posibles en el Vacío Iluminador; toda la "Teoría de la Relatividad" de un Einstein, queda destruida en el Vacío Iluminador.
Indubitablemente, la experiencia del Vacío Iluminador sólo es posible en estado de Samadhi, o como se dijera también, en estado de Prajna Paramita.
En el Vacío Iluminador no existen formas de ninguna especie; podría decirse que allí, pasa uno más allá del universo y de los Dioses. En el Vacío Iluminador puede darse una respuesta correcta a aquello de que "si todo se reducen a la unidad, ¿a qué se reduce la unidad?" Tal respuesta no es posible para la mente lógica formal humana, o por lo menos para la mente que funciona de acuerdo con la lógica formal. Pero en el Vacío Iluminador, no es necesaria tal respuesta. Tal respuesta, allí, es una realidad patente, definida.
Entonces, el que entra en ese estado de Maha Samadhi, dijéramos, vive en todas las cosas, pero desprovisto de formas, y esto de por sí ya es grandioso, sublime e inefable.
Sumergirse definitivamente en el Sunyata, es decir, en el Vacío Iluminador definitivo, sólo es posible mediante el gran salto, y a condición definitiva de haber pasado por la aniquilación budista total. De lo contrario, no sería posible.
En aquella época, aún no había pasado yo por la aniquilación budista, y obviamente, a medida que me acercaba a la gran realidad, la Conciencia se expandía en forma desmesurada. Es obvio que en esta situación, no habiendo pasado por la aniquilación budista, sentí indecible terror, motivo por el cual regresé al universo de la relatividad de Einstein.
Repito: tres veces experimenté con el Vacío Iluminador, y supe (en el Sunyata, por experiencia trascendental, vívida) que hay algo más allá del Vacío Iluminador. ¿Qué? Eso que se llama Talidad (la Gran Realidad). Lo supe con una intuición de tipo trascendental, porque en el terreno de la intuición, dentro del mundo de la intuicionalidad, hay distintos grados de intuición, e incuestionablemente, el grado más elevado de intuición es el de las mentes filosófico-religiosas o filosófico-místicas. Ese tipo de intuición corresponde al Prajna Paramita. Esta facultad, pues, me permitió saber que más allá del mundo del Vacío Iluminador, está la Gran Realidad.
Bien, quiero afirmarle a ustedes, en forma enfática, que este camino de la Gnosis conduce a la Gran Realidad. La Gran Realidad o Talidad, o Sunyata, o el Prajna Paramita, está más allá del universo de la relatividad, es decir, mas allá de la mecánica ésta de la relatividad, mucho más allá del Vacío Iluminador. Es decir, la Talidad transciende a estos dos opuestos que yo llamaría "Mecánica de la Relatividad y Vacío Iluminador".
Estoy hablándoles a ustedes, no en forma meramente teórica. En pasados Mahamanvantaras experimenté la Talidad, y como quiera que la conozco, tengo que dar de ello vivo testimonio.
Lo importante, para nosotros, es pasar por una suprema aniquilación, a fin de que la Conciencia (convertida en Bodhisita y totalmente despierta), pueda dar el gran salto para caer entre el Vacío Iluminador (y si damos un paso más, llegaremos a la Talidad).
Pero como les digo, debemos empezar por cambiar nuestra forma de pensar, para trabajar correctamente sobre sí mismos, desintegrando, realmente, los elementos psíquicos e indeseables que llevamos dentro. ¿Cómo podríamos conseguir nosotros el despertar de la Conciencia, el desarrollo del Bodhisita, si antes no cambiáramos nuestra forma de pensar?
Es necesario también saber meditar, comprender lo que es la técnica de la meditación. El objeto de la meditación es muy simple. ¿Qué es lo que queremos nosotros, a través de la meditación? Tranquilizarnos, tranquilidad. Parecería muy superfluo lo que estamos diciendo; ustedes podrían objetarme diciendo que podríamos tranquilizarnos con una botella de vino, ¿no? Podrían objetarme, también, diciendo que podríamos tranquilizarnos oyendo una Sinfonía de Beethoven (así podrían ustedes decirme). Pero, en realidad de verdad, conseguir la tranquilidad es de lo más difícil que ustedes imaginarse puedan.
Nadie podría tener tranquilidad mental, tener su mente en santa paz, si no ha eliminado de su Centro Intelectual todo el pensar caduco y extemporáneo que carga. Nadie podría tener paz en su corazón, si no hubiese eliminado de sí mismo, previamente, las emociones negativas y perjudiciales.
Así que, cuando un gnóstico, un Arhat gnóstico, se sumerge en meditación, busca tranquilidad. En esos instantes, se propone trabajar sobre algún elemento inhumano que haya descubierto en sí mismo, mediante la autoobservación. ¿Posiblemente descubrió la ira? Bueno, se dedicará entonces a comprender al agregado psíquico de la ira, hasta volverlo polvo con la ayuda de su Divina Madre Kundalini (que deberá invocar para que le auxilie). ¿O tal vez descubrió que tiene el agregado psíquico del odio? Entonces se propondrá desintegrar tal agregado, para que surja en su reemplazo el amor. A medida que uno vaya desintegrando todos esos agregados psíquicos inhumanos que cargamos en nuestro interior, la Conciencia irá despertando.
Mucho se habla en la Gnosis sobre el sexo, pero debemos primero cambiar nuestra forma de pensar, para que tengamos una rica información, para que nos hagamos más conscientes de la enseñanza. Sólo así trabajaremos con éxito en la fragua encendida de Vulcano.
No queremos en modo alguno, esta noche, eludir los Misterios Sexuales. Es bueno que ustedes entiendan que el camino que conduce a la Talidad es (y subrayo esto completamente) absolutamente sexual (y esto hay que entenderlo).
Incuestionablemente, un soltero o una soltera pueden disolver, a base de mucha comprensión, un cincuenta por ciento de agregados psíquicos, siempre y cuando se apele a la Divina Madre Kundalini, durante la meditación. Pero hay elementos psíquicos muy pesados que corresponden al mundo de las noventa y seis leyes. Estos no se desintegran sino, exclusivamente, con el molinillo eléctrico de los físicos, con la swástica en movimiento, que genera determinado tipo de electricidad sexual trascendente.
Obviamente, pues, la Mujer-Serpiente, o sea, la Princesa Kundalini, la Divina Madre Cósmica, es reforzada mediante ese tipo de electricidad. Entonces puede ella con su poder eléctrico desintegrar atómicamente los elementos psíquicos más pesados, dentro de los cuales está embotellada la Conciencia. Así, poco a poco, llega el instante en que la Conciencia queda completamente liberada y despierta, lista para dar el gran salto y caer en el Vacío Iluminador, que es la antesala de la Gran Realidad.
En este mundo se nos ha criticado demasiado porque ponemos énfasis en el sexo. Muchos suponen que hay muchos caminos que pueden conducir a la Gran Realidad. Obviamente que, cada cual es muy libre de pensar como quiera, pero en nombre de la verdad, por experiencia mística directa, acumulada en el fondo de mi Conciencia a través de sucesivos Mahamanvantaras, puedo decirles que el camino que conduce a la Gran Realidad, a la Talidad, más allá del Vacío Iluminador y de la mecánica de la relatividad, es absolutamente sexual, en un ciento por ciento.
Quienes disientan en esta cuestión, revelan con ese proceder psicológico, desconocimiento de la cruda realidad. Es obvio que quien ha tenido verdadera experiencia en estas cuestiones, a través de sucesivos Mahamanvantaras, sabe muy bien que así es, y que no es posible escaparse definitivamente de esta mecánica de la relatividad, por otra puerta o por otro camino que no sea el directo, el que lleva a la Gran Realidad.
"Sunyata" es un termino budista, muy interesante, que nos indica perfectamente, la experiencia mística, vívida, del que no sólo ha experimentado el Vacío Iluminador, sino que ha llegado más allá, mucho más allá: a la Talidad, a la Gran Realidad.
Dentro del terreno exclusivamente esotérico místico, o budista crístico, disiento con muchos budistas ortodoxos (repito: dentro del terrenos estrictamente místico budista), que ponen el Vacío Iluminador como lo máximo. Nosotros vamos más lejos: queremos la Gran Realidad, la experiencia vívida del Sunyata, la experiencia vívida del Prajna Paramita.
En nuestro interior tenemos la Conciencia, precisamente el don más precioso, pero lamentablemente enfrascada en el Ego. Si conseguimos liberarla, entonces estaremos listos para dar el gran salto, el salto supremo.
Una Conciencia liberada es una Conciencia que puede sumergirse en la gran realidad de la vida, libre en su movimiento. Esta gran realidad es felicidad inagotable, más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente; es una felicidad imposible de describir con palabras.
Todos queremos felicidad y no tenemos felicidad. No es posible ser felices en un mundo de combinaciones, no es posible ser felices dentro de esta maquinaria de la relatividad. Es hora de pensar en liberarnos del Karma, en liberarnos de este mundo doloroso, de esta maquinaria tan infernal. Pero si ustedes no cambian su forma de pensar, si sólo quieren esta doctrina para engancharla a su viejo tren de vida, decrépito y degenerado, pues están perdiendo el tiempo.
¡Quiero la felicidad para ustedes, la verdadera dicha del Ser! Quiero que ustedes aprendan a meditar profundamente, que sepan meditar. Cuando uno ha conseguido una perfecta meditación, llega a la verdadera dicha. Si yo no hubiera tenido en mi vida la experiencia del Vacío Iluminador, allá en mi mocedad, no estaría hablándoles ahora en la forma en que les estoy hablando, esa experiencia vívida jamás se borró de mi Conciencia ni de mi corazón.
Es posible que en una práctica de meditación profunda, la Conciencia de alguien se escape del Ego y experimente la dicha del Vacío Iluminador. Es obvio que si ese alguien lo consigue, trabajará con gusto sobre sí mismo, trabajará con ardor, pues habrá experimentado ciertamente, en ausencia del Ego, eso que es la verdad, eso que no es del tiempo, eso que está más allá del cuerpo, de los afectos y de la mente.
Aquí, en esta cátedra, les he enseñado una forma sencilla de meditación (porque hay un tipo de meditación que está dirigido a la autoexploración del Ego, con el propósito de desintegrarlo, de volverlo cenizas), pero también hay otro tipo de meditación, que tiene por objeto llegar (un día) a la experiencia de lo real.
Conviene experimentar, alguna vez, la Gran Realidad, porque eso lo llena a uno de ánimo para la lucha contra sí mismo. Esa es la ventaja del Sunyata, esa es la ventaja más grande, en relación con la experiencia de lo real.
VENERABLE MAESTRO SAMAEL AUN WEOR...