lunes, 23 de julio de 2007

PREGUNTAS Y RESPUESTAS...



“El Súper-Hombre es el rayo y su palabra es el trueno que desintegra los poderes del bien y del mal”.


(V.M Samael Aun Weor, “La Gran Rebelión”Capítulo Nº 28)


M.- Se me pregunta por la actitud que deben tener los novios y novias gnósticas y con el mayor gusto daré la respuesta.
Incuestionablemente, novios son novios; desafortunadamente muchos novios y novias no se comportan como tales. Como quiera que el “Yo” de la lujuria está demasiado fuerte en esta raza humana, ya degenerada, hasta el Gran Arcano es utilizado como pretexto para su lujuria y abominaciones, y esto resulta lamentable.
En tiempos antiguos el secreto indecible del gran Arcano se comunicaba únicamente de labios a oído. En el Egipto, aquellos a quienes se les entregaba este secreto y lo divulgaban, eran condenados a pena de muerte: se les cortaba la cabeza, se les arrancaba el corazón, se quemaba su cuerpo y las cenizas eran arrojadas a los cuatro vientos. Ahora hemos entregado el Gran Arcano, únicamente -en vísperas del gran cataclismo que se avecina- con el propósito de crear seres humanos.
Desafortunadamente hasta esto lo utilizan como pretexto los fornicarios para satisfacer sus concupiscencias, y eso es lamentable.
Entiendo que el novio debe respetar a la novia y entiendo también que la novia debe saber guardar compostura para con el novio. Porque, una de dos: o son novios, o son esposos. Si son esposos, que trabajen en la Novena Esfera; si son novios, que guarden su compostura como tales, que no se utilice el Gran Arcano como pretexto para sus lascivias y abominaciones, eso es todo.
Entiendo que esposa y esposo –incuestionablemente- viven en libertad, no importa la religión o rito por el cual se hayan desposado. La cruda realidad es que viven bajo el mismo techo; que él cumpla sus deberes como jefe de familia, que ella cumpla sus deberes como jefa de la casa, etc. Así es como entendemos.
Bueno, hasta aquí, pues, lo que he dicho sobre novios y novias. Creo que está claro, ¿no?
M.- Hay otra pregunta aquí, bastante importante, relacionada con los Vórtices o Chakras. Ciertamente no se a qué Vórtice se refiere, específicamente, el hermano que pregunta. Existen 72.000 Chakras en el organismo humano. Obviamente, los siete más importantes están ubicados en la Espina Dorsal, son las Siete Iglesias del Apocalipsis de San Juan.
El primero de estos Chakras es el del coxis, que controla –completamente- las funciones del sexo. Esa es, ciertamente, la Iglesia de Efeso.
El segundo Chakra es el Prostático que controla las aguas de la vida, el Chakra de los Mares, la Iglesia de Esmirna.
El tercero está ubicado a la altura del plexo solar; es la Iglesia de Pérgamo, el Centro Telepático u Ojo Telepático.
El cuarto Centro es la Igleia de Tiatira, que está en el corazón. Obviamente, cuando se desarrolla nos confiere hermosísimas facultades.
El quinto Centro es la Iglesia de Sardis, ubicado en la laringe creadora. Desarrollado tal centro, nos da la Clariaudiencia.
El sexto Centro es la Iglesia de Filadelfia, ubicado entre las dos cejas, en la Glándula Pituitaria, y nos confiere la Divina Clarividencia.
El séptimo Centro es la Iglesia de Laodicea. He ahí, pues, los siete Vórtices principales.
Hay otros Vórtices secundarios, relacionados con la salud. El que está en la nuca, por ejemplo, o el que está en la frente, o en la nariz. El que está en el hígado, o los que están en las rodillas, son Chakras también, muy importantes, por donde entran las fuerzas de la vida.
Para desarrollar las Siete Iglesias hay que subir el Fuego Sagrado por la espina dorsal. Ahora, si se quieren desarrollar los Vórtices relacionados con el hígado, con las rodillas, con la nuca –que son centros puramente Vitales- se trabaja con la Danza Sagrada de los Derviches, o sea, con el movimiento rotatorio del cuerpo, tal y como está explicado en el libro “Transformación Radical” de nuestro hermano E.V.Q. Para tal libro di la enseñanza; si lo estudian, ahí la hallarán.
Hasta aquí, pues, mi explicación –clara y precisa- en relación con los Vórtices. Hablar largamente sobre esto equivaldría a una conferencia con la que se podría escribir no uno, sino muchos tomos.
M.- Alguien que me pregunta en relación con los Hidrógenos, los Centros y el Sonido.
Tenemos que comprender a fondo toda esta cuestión de los Centros, el Sonido y los Hidrógenos. Incuestionablemente, el Centro relacionado con el intelecto –obviamente- está dirigido por el Hidrógeno 12. Incuestionablemente el centro emocional estará bajo la regencia del Hidrógeno 24, y en cuanto al centro motor estaría bajo la regencia del Hidrógeno 48. En todo caso, la cuestión de los Hidrógenos está escalonada.
Las impresiones que vienen del mundo exterior son Hidrógeno 48. La gente lo único que percibe son las impresiones de los objetos, de las cosas; nadie es capaz de percibir –por ejemplo- a una persona -que esté frente a él- en sí misma; percibe únicamente su impresión. Es decir, recibe una impresión que se transforma en una imagen, una imagen que corresponde a una persona.
Ahora bien, del mundo exterior nos llegan impresiones de distinto tipo a través de la vista, del oído, del olfato, del gusto y del tacto. Todas esas impresiones son Hidrógeno 48. Obviamente, si nosotros aprendemos a controlar las reacciones mecánicas, transformamos el Hidrógeno 48 de las impresiones en Hidrógeno 24, que sirve para el alimento del Cuerpo Astral.
Ahora bien, el Hidrógeno 24 –mediante nuevas disciplinas esotéricas, a través de la meditación, el estudio, etc.- puede transformarse en Hidrógeno 12 que sirve para alimentar al Cuerpo Mental, y a su vez el Hidrógeno 12 puede transformarse en Hidrógeno 6 que sirve para el alimento del Cuerpo Causal. Y he de decirte, con entera claridad, que existe un escala de los Hidrógenos fundamentada en las siete notas musicales: DO-RE-MI-FA-SOL-LA-SI. Hay que saber entender, pues, lo que hemos querido decir...
Cuando se refrena el impulso sexual, cuando se evita cuidadosamente el orgasmo de la fisiología orgánica, entonces el nódulo sexual pasa a una octava superior y se procesa con las notas DO-RE-MI-FA-SOL-LA-SI, y viene así a cristalizarse en la forma esplendente y maravillosa del Cuerpo Astral. Así es como se viene a crear o a fabricar el Cuerpo Astral. Y jamás he dicho, en ninguna de mis pláticas, que hay que cantar las notas DO-RE-MI-FA-SOL-LA-SI durante el Maithuna, como equivocadamente me han dicho esto algunos estudiantes gnósticos. Las notas de la escala vibran sin que las estemos cantando, y más aún: sin que estemos pensando en eso; es un proceso meramente natural que se realiza mediante la transmutación.
Cuando uno quiere fabricar el Cuerpo Mental, tiene a su vez que pasar el Hidrógeno Sexual a una segunda octava de orden superior. ¿Cómo lo hace? Como siempre: refrenando el impulso animal, trabajando en la “Forja de los Cíclopes”. La cristalización del Hidrógeno Sexual en una segunda octava, a través de las notas DO-RE-MI-FA-SOL-LA-SI, resulta esplendente y maravillosa, y no veo la necesidad de ponernos a cantar tales notas para que cristalice el Hidrógeno Sexual SI-12 en la forma del Cuerpo Mental.
Y así, prosiguiendo, llegamos al Causal. Y –obviamente- una tercera octava es necesaria para que el Hidrógeno Sexual SI-12 cristalice –con las citadas notas de la octava- en la forma maravillosa y digna del Cuerpo de la Voluntad Consciente, del Cuerpo Causal. Pero, repito, no veo la necesidad de ponernos a cantar tales notas para que cristalice el Causal. Las notas vibran –de por sí- en toda la creación. Esto parece, precisamente, lo que no han entendido muchos hermanitos gnósticos.
Ahora, que hay relación exacta entre los Hidrógenos y los centros, eso no se puede negar. ¿Cómo podríamos negar, por ejemplo, que el centro motor –que pertenece más bien al cuerpo físico, tan relacionado con los movimientos e la máquina- esté gobernado por un Hidrógeno pesado, el 48? ¿Cómo podríamos negar que, por ejemplo, el centro emocional esté controlado por el Hidrógeno-24? Eso nadie puede negarlo. Y en cuanto al mental, ya dije y no está de más repetirlo, que está perfectamente controlado por el Hidrógeno-12, que es el que le sirve de alimento. De manera el centro intelectual recibe el Hidrógeno-12 y el Causal, que es el de la Voluntad, el Hidrógeno-6.
¿Hay Hidrógenos mucho más finos? Naturalmente que sí. Se ha hablado siempre de los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, se ha citado muchísimo al Astral, al Mental y al Causal, pero solamente en los textos orientales se habla claramente de los vehículos de los Venerables Maestros. Por ejemplo el Cuerpo del Nirnanakaya, que es aquel Vehículo que usan los que han renunciado al Nirvana por amor a la humanidad, hay que fabricarlo en la “Novena Esfera”. Incuestionablemente tal Vehículo tiene que vibrar en lo más elevado con el Hidrógeno-3.
Y aún existen Cuerpos todavía más superiores, como el de Dharmakaya, Sambhokaya y Addikaya. Son Cuerpos ya de Dioses que deben ser fabricados en la “Novena Esfera”, Vehículos que se sostienen con los Hidrógenos 1 y 2, Vehículos sumamente sutiles y radiantes.
Yo siempre me he asombrado –por ejemplo- ante el Cuerpo de un Sambhogakaya. Es un Cuerpo tan sutil y tan hermoso, tan grácil y perfecto, que no he podido menos que llenarme de asombro. De esos Vehículos poco se ha hablado en el mundo occidental; los tibetanos sí los conocen profundamente.
Empero cualquier Vehículo se fabrica con el Hidrógeno Sexual SI-12 que fabrica el cuerpo. Yo no podría concebir la fabricación de un Vehículo sin la actividad de las tres fuerzas. La primera es el Santo Afirmar, o sea la fuerza masculina; la segunda es el Santo Negar, o sea la fuerza femenina, y luego se necesita una tercera fuerza que las concilie a ambas, y esa tercera fuerza es el Santo Conciliar.
De manera que, para que haya una creación se necesita que las tres fuerzas coincidan en un punto fijo. Una sola fuerza no podría crear un Vehículo; se necesita las tres fuerzas para que surja una creación.
Esto es importantísimo y se hace necesario comprenderlo, pero repito: aunque las siete notas de la escala musical se extienden en todo el Cosmos, en escalas más o menos altas, más o menos bajas, no quiere decirse que para que nosotros podamos fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, necesitemos durante el Maithuna ponernos a cantar la escala musical. Entendido esto, pasemos adelante...
M.- Algo se me pregunta sobre la duración o por el tiempo entre las distintas etapas de la Evolución y de la Involución. Muchos quisieran que asentáramos normas fijas, tiempos cronométricos para cada proceso evolutivo; muchos quisieran que para cada proceso involutivo tuviéramos el reloj en la mano. Tengo que decirles a todos los hermanos que así se preocupan, que el concepto “Tiempo” es algo demasiado relativo, y esto ya lo demostró Einsten. En el mundo cada persona carga su propio tiempo; hay tantos tiempos cuantas personas existen, eso es ostensible.
En un minuto podemos vivir siglos. No hay duda que hay minutos que parecen siglos y hay siglos que parecen minutos. En un minuto –por ejemplo en los mundos infiernos- podemos vivir todo un siglo, o siglos. Cuando uno está muy contento, muy felíz, las horas se le pasan sin saber a qué horas. También hay minutos que se hacen difíciles, que parecen dolorosos. En los mundos infiernos, por ejemplo, cada minuto resulta demasiado largo, cada minuto parece una eternidad, y eso –de por sí- es desesperante.
Así que, el Tiempo es algo demasiado relativo. Hay personas que retornan instantáneamente, después de haber desencarnado, y hay personas que retornan de cuando en cuando, por allá cada quinientos años. Esto varía demasiado; cada cual carga su propia vida y la vida de cada cual se procesa de acuerdo a cómo esté formada, de acuerdo con las Leyes del Karma.
Así, pues, lamento no poderle poner tiempo fijo, porque no existen tiempos fijos para las distintas etapas evolutivas del ser humano, ni tampoco existen tiempos fijos para las etapas involutivas de ningún ser humano. Solamente puedo decirles que se evoluciona a través del mineral. ¿Cuánto tiempo habrá de durar la evolución a través del mineral? ¡Nadie lo sabe! Habrá algunos Elementales que son muy aplicados en los estudios, como se dice, e inteligentes y comprensivos, que pasan rápidamente a través de ese Reino. Hay otros que serán demasiado lerdos y demoran muchísimo en ese Reino, y habrán otros que ni demoren muchísimo ni pasen demasiado rápido. Así, pues, hay de todo “como en Botica”.
¿Cuánto tiempo demoran los Elementales evolucionando en el Reino Vegetal? No se podrían asentar premisas fijas porque hay algunos Elementales más inteligentes que otros. Hay algunos que aprovechan la escuela y salen del Reino Vegetal muy rápido hacia el Reino Animal, más hay otros que tardan eternidades en el Reino Vegetal. Lo mismo sucede con las especies animales: las hay evolutivas e involutivas. Por lo tanto no se puede decir cuánto tiempo va a durar un Elemental evolucionando o involucionando en el Reino Animal; allí se evoluciona y se involuciona incesantemente, y por último se ingresa en el estado humanoide. Lo que sí puedo asegurarle a ustedes es que al llegar al estado humanoide se le dan a uno –con absoluta seguridad- 108 existencias. Si las aprovecha, si se auto-realiza, ¡magnífico!, pero si no, si ese árbol no da fruto, si no se auto-realiza, como dicen las Sagradas Escrituras, “Arbol que no da frutos es cortado y echado al fuego”...
Si un individuo ha venido tomando cuerpos a través de 108 existencias y no se realizó, ¿para qué se le dan más cuerpos? ¡No tiene caso! Ahora, si alguien no es capaz de desintegrar el “Yo” psicológico mientras está con un humano cuerpo, si no fue capaz de desintegrarlo en las 108 existencias, lo natural es que involucione en los mundos infiernos. Afortunadamente el Divino Arquitecto del Universo estableció los mundos infiernos; allí se involuciona, allí se pasa por la “Muerte Segunda”, allí se aniquila el Ego hasta que la Esencia vuelva a quedar libre, felíz, dichosa. Obviamente la Esencia libre puede reingresar otra vez a la escala de las evoluciones de la Naturaleza, que ha de reiniciarse –obviamente- desde el mineral, que ha de continuar en el vegetal y proseguir con el animal, hasta reconquistar el estado humanoide que otrora se perdiera.
Pero lamento decirles que no existen tiempos fijos para las evoluciones e involuciones de las criaturas. Hay tiempos fijos en otro sentido. Por ejemplo, sabemos que existe el Año Sideral, que tiene 24.968 años y algo más. ¿Qué se entiende por “Año Sideral”? El tiempo que gasta el Sol en darle la vuelta –con su cortejo de mundos- a todo el Zodíaco. Tiene que recorrer todos los 12 signos zodiacales; entre Constelación y Constelación tarda como alrededor de 2.160 años y sus fracciones.
Así, pues, ese es un Año Sideral; allí sí se puede hablar de tiempos fijos, de que cada Año Sideral tiene cuatro estaciones macrocósmicas. Hay una gran primavera, que no es otra cosa que la Edad de Oro para cada raza; hay una Edad de Plata, que corresponde al verano; hay una Edad de Cobre, que corresponde al otoño, y hay una Edad de Hierro que correspóndela invierno.
Cada raza, pues, que surge a la existencia tiene su Edad de Oro, su Edad de Plata, su Edad de Cobre y su Edad de Hierro, o con otras palabras, su primavera, su verano, su otoño y su invierno. Nuestra raza, la actual quinta raza, tuvo su Edad de Oro -a la cual le cantaron tantos poetas- después de la sumersión de la Atántida. Luego tuvo su Edad de Plata, después su Edad de Cobre, y ahora estamos en la Edad de Hierro, en vísperas del gran cataclismo que se avecina.
No podría surgir una Edad de Oro si no se destruyeran los Egos, los “Yoes”. Yo no podría concebir una humanidad de luz, de esplendor y de belleza fabricada por los “Yoes”; me parece sencillamente absurdo. Yo no creo que con gentes como las que tenemos actualmente, llenas de ira, de codicia, de lujuria, de envidia, de orgullo, de pereza, de gula, etc., etc., etc, y “otras tantas hierbas”, vamos a poder edificar la Nueva Era. A mi me parece que no es una simple utopía lo que afirmo: que la Nueva Edad de Oro, el Nuevo Satya-Yuga, la Nueva Raza, habrá de aparecer después que sea destruída la totalidad de la humanidad.
Ahora, si toda la humanidad –por un milagro sapientísimo- fuera capaz de aniquilar el Ego, no habría tampoco necesidad de la gran catástrofe, eso es obvio, pero como los seres humanos no pueden –hasta ahora así lo han demostrado- , la Naturaleza tiene que intervenir con su Apocalipsis. Todo este proceso de destrucción de la raza se va a realizar a través de un Apocalipsis colectivo.Ya se rasgó el Primer Sello, el Segundo, el Tercero, el Cuarto, el Quinto y el Sexto; solamente falta que se rasgue el Séptimo Sello. Cuando esto sea, la Tierra toda habrá pasado por un proceso de desintegración y de reintegración planetaria; nuestro mundo pasará por convulsiones geológicas tremendas y perecerá la humanidad porque tiene Ego. No podría, con una humanidad con Ego, ir a iniciar un Nueva Era de luz, de esplendor y de belleza. Para poder formar una Nueva Edad de Oro, se necesita de criaturas inocentes, puras, hermosas, desprovistas de Ego, desprovistas de perversidad. Yo no concebiría una Edad de Oro formada por personas que tengan el Ego adentro; eso sería manifiestamente absurdo.
M.- Se me pregunta sobre si en el último instante de la existencia se está preparando el agonizante para la futura existencia. Necesitamos aclarar que los últimos instantes de un agonizante se correlacionan o se compaginan con la dicha de los enamorados y con ese proceso de la concepción, pero esto es diferente. Yo no estoy diciendo que el último instante de la vida sea para preparar la futura existencia, jamás he dicho eso. Lo que he dicho es que se compaginan los últimos momentos del agonizante con las delicias amorosas de aquellos que han de concebir su nuevo cuerpo físico, sencillamente porque la muerte y el nacimiento se compaginan.
Podemos ver, por ejemplo, que llega la noche por un lado de la Tierra y en el otro nace el día. Es que hay una correlación entre la muerte y la vida; “si el grano no muere, la planta no nace”. Pero afirmar esto no significa que estoy yo diciendo que con el último instante de su muerte, alguien esté preparando la futura existencia. Así, pues, vuelvo a aclarar –para evitar confusiones entre los hermanos- y repito: los últimos momentos de todo agonizante están correlacionados con las delicias amorosas de aquellos –hombre y mujer- que le han de servir de padres, que le han de concebir en el futuro. También digo que a la hora de la muerte proyectamos un diseño –en los mundos internos- de nuestra personalidad. No hay duda que ese diseño electro-psíquico –mucho más tarde, en el tiempo- viene a cristalizar en el huevo fecundado, y así viene a quedar constituido nuestro nuevo cuerpo, nuestra nueva figura, muy acorde con la que hemos tenido en el presente. Eso es todo...
Vean, pues, cuán larga distancia y cuán grande diferencia existe entre lo que han entendido algunos hermanos y lo que yo he dicho. Aquellos que han entendido que con el último instante preparamos la próxima existencia, están equivocados. Además, téngase en cuenta que al fin y al cabo la vida es la misma vida. Se habla de “vidas sucesivas”, pero realmente lo que hay es una vida. Lo que sucede es que al morir regresamos al punto de partida de esta vida; al volver a este mundo repetimos la misma vida. Es como quien tiene una película y la proyecta sobre una pantalla, y después que la proyectó la guarda y se la lleva, y más tarde si quiere la vuelve a proyectar, pero la película es la misma.
Habrán muchas existencias, pero la vida es la misma. Una se la lleva y se la trae y la repite, siempre lo mismo; por eso lo importante es transformar nuestra propia vida. El hombre que no transforma su propia vida está perdiendo miserablemente el tiempo, porque tendrá que repetirla una y otra vez, y una y otra vez, y cuando llegue a la 108, si no la ha transformado se irá con su vida a involucionar entre los mundos infiernos; allí se desintegrará su “querida vida”, ya que no fue capaz de transformarla.
Es, pues, interesante que hagamos de nuestra vida una obra maestra, que la transformemos. Repito, y aclaro: hay muchas existencias, 108 por todo, pero la vida es siempre la misma. Lo que estamos viviendo hoy, lo vivimos en una pasada existencia y en una antepasada, y lo viviremos en futuras existencias si no nos transformamos. Y uno no podría transformar su vida si no elimina los factores básicos que la producen. ¿Cuáles son esos factores? Los “Yoes”, llámense ira, llámense codicia, lujuria, envidia, orgullo, pereza, gula, etc., etc., etc. Esos tales “Yoes”, factores psíquicos indeseables, son los que producen los dramas, las escenas, comedias y hasta tragedias horripilantes que se repiten a través de los innumerables siglos.
Así, pues, los hermanos que no estén trabajando su propia vida están perdiendo su tiempo miserablemente, y no están trabajando su propia vida aquellos que no están destruyendo los diversos elementos que conforman el “Yo” psicológico.
Hasta aquí, pues, mis explicaciones...
M.- Algo se me pregunta en relación con la cuestión de la Maestría; quieren que explique por qué hay Mónadas que no quieren obtener la Maestría.
En el mundo tenemos la respuesta concreta, exacta: no todos los peones –dijéramos- quieren ser caporales, o no todos los albañiles quieren ser maestros de obra, o no toda la gente de una ciudad quiere ser maestro de pedagogía; hay soldados que quisieran ser Oficiales, pero hay soldados que se quieren retirar del Ejército. Así, pues, la libertad comienza en Dios. Si no se respetara la libertad de un Dios, ¿entonces en dónde estaría la libre elección? Así, pues, hay Mónadas que no tienen ningún deseo de llegar al Adeptado, a la Maestría. ¿Por qué habría que ir a obligarlas? Hay Mónadas que prefieren retirarse del escenario cósmico sin la Maestría, no quieren echarse sobre sus hombros esa responsabilidad y prefieren retirarse. Tales Mónadas se dedican exclusivamente a la disolución del Ego, no fabrican los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, y al fin, cuando logran aniquilar el Ego completamente, se sumergen entre el seno de la Gran Realidad sin la Maestría.
Para ser Maestro se necesita fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, se necesita sacrificarse por la humanidad y disolver el Ego. Pero quienes claramente disuelven el Ego y no fabrican los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, se quedan sin la Maestría. Es obvio que son Mónadas a las que no les interesa la Maestría, que no quieren llegar al Adeptado.
En el antiguo Egipto de los Faraones, esta enseñanza que estoy dando se le explicaba al pueblo. Recuerdo el caso de un sujeto X-X –no importa quién- que se propuso, pues, liberarse y eso es todo, retirarse del escenario cósmico, y lo logró. Mientras vivió se dedicó a disolver el Ego, y si bien es cierto que no consiguió la Iluminación absoluta, avanzó mucho en la erradicación de los diversos elementos que componen el Ego, y después de muerto fue sometido a pruebas terribles. El Huracán de la Ley no le hizo estremecer de terror, las tempestades interiores tampoco le hicieron buscar refugio; si así hubiera procedido, habría caído en cualquier matriz. Los tenebrosos no le hicieron palidecer de terror; si hubiera buscado algún lugar donde esconderse, obviamente habría caído en una nueva matriz –supo permanecer sereno-. Cuando vio a muchas parejas copulando, él no sintió simpatías ni antipatías. Desde el Templo se le ayudó mucho. Al fin su Padre-Madre le sometió a pruebas terribles y salió triunfante; entonces ingresó a un Reino maravilloso, allí fue bien recibido por muchos Dioses. Su Madre Divina le ayudó a disolver el Ego y por último se sumergió entre el Seno del Espíritu Universal de Vida para siempre. En un futuro, si quiere podrá retornar; en caso de que así procediera, sería en la futura Edad de Oro, no en esta época de tinieblas.
Aquí, en el México antiguo, muchas gentes procedieron en igual forma y se sumergieron en el Tlalokan, es decir, en el Reino de Tlalok, y aquellos que así procedieron podrán tomar cuerpo –si quieren- en la futura Edad de Oro, después del gran cataclismo que se avecina. Más hay otros que –sencillamente- no vuelven a tomar cuerpo jamás porque no les interesa la Maestría; han preferido quedarse como simples Elementales de la Naturaleza entre el Espíritu Universal de Vida, y para siempre.
Así, pues, no todos los seres humanos quieren la Maestría; son pocos los que anhelan la auto-realización íntima del Ser, y muchos de los que la anhelan pues no lo logran, debido a que no desarrollan –dijéramos- la suficiente capacidad de comprensión como para permanecer firmes en la “Senda del Filo de la Navaja”.
Hasta aquí esta explicación.
M.- Existe una diferencia fundamental entre el Vajroli-Mudra y el Sahaja Maithuna, y conviene hacer aclaraciones.
Obviamente, mediante el Vajroli-Mudra conseguimos transmutar el esperma en energía y eso de por sí es maravilloso. Indubitablemente, tal energía creadora en alguna forma refuerza el poder de la Divina Madre Kundalini. Ella puede, así reforzada, desintegrar los “agregados psíquicos” que personifican nuestros errores psicológicos. Sin embargo nadie podría crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser mediante el Vajroli-Mudra. Es bueno saber que el hombre –en sí mismo- expresa una sola fuerza, el Santo Afirmar; la mujer es la expresión de la segunda fuerza, el Santo Negar, y existe una tercera fuerza que es el Santo Conciliar. Para que haya alguna creación, para que se puedan crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, es indispensable que las tres fuerzas –positiva, negativa y neutra- se combinen mutuamente. Tal combinación sólo es posible durante el acto sexual; por eso es que sólo con el Sahaja Maithuna se pueden crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser.
Vajroli es diferente; el objetivo básico del Vajroli es convertir el esperma en energía. Un hombre que esté trabajando con el Vajroli transmutará el esperma en energía, una mujer que esté trabajando con el Vajroli transmutará sus secreciones sexuales en energía. Podrán, los que trabajan con el Vajroli, utilizar su energía, reforzar con ella el poder de la Divina Madre, y ella entonces, así reforzada, desintegrará defectos, más no podrán –los que trabajan con el Vajroli- crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, porque obviamente con una sola fuerza no puede realizarse creación de ninguna especie.
Los “agregados psíquicos” que personifican nuestros errores pueden ser eliminados durante el Sahaja Maithuna y también pueden ser eliminados durante el Vajroli-Mudra; sin embargo no se debe confundir jamás al Vajroli con el Maithuna. En el Vajroli se transmuta, en el Maithuna no solamente se transmuta sino que también se pueden crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser. Es factible, durante el Vajroli, eliminar errores como lo es durante el Maithuna, aunque es verdad que durante el Maithuna hay más poder; obviamente tres fuerzas son más poderosas que una, empero nadie podría crear los Cuerpos Existenciales con el Vajroli, sino exclusivamente con el Maithuna.
Ahora bien, en etapas más avanzadas, cuando el Iniciado ha pasado más allá del sexo, la Madre Divina ha quedado muy fortificada y entonces ya podrá ella misma, durante la meditación del Iniciado, eliminar errores aunque no esté trabajando con el Maithuna ni con el Vajroli. Pero eso pertenece a un estadio del Ser más elevado; recuerden ustedes que hay grados y grados, escalas y escalas...
De todas maneras aclaro lo siguiente: si el Esperma no se transmuta en alguna forma, involuciona, se degenera y se convierte –en algunos individuos- en manteca, en grasa. Vean ustedes casos como los de los monjes inquisitoriales de la Edad Media: algunos demasiado gordos, otros terriblemente flacos, llenos de fanatismo extremo y cinismo experto, en alto grado. He ahí el resultado de la involución del Esperma.
Quien no transmuta sus secreciones sexuales se carga de Vibraciones Venenoskirianas terriblemente malignas, cuyo resultado es el desarrollo del abominable “Organo Kundartigüador” que nos convertiría de hecho en demonios malvados y sin remedio de ninguna especie.
Así, pues, se hace necesario transmutar, pero aclaro: no se confundan funciones, no se le atribuyan al Vajroli las capacidades de crear, porque el Vajroli no puede crear. Nadie podría crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser con el Vajroli; cualquier creación solamente es posible entre hombre y mujer. Eliminar sí; se puede eliminar durante el Vajroli como se puede eliminar durante el Maithuna, más hay fuerzas superiores para la eliminación durante el Maithuna. El Vajroli no es sino para solteros y solteras.
Si no quieren degenerarse, si no quieren que sus secreciones sexuales involucionen, si no quieren cargarse de Vibraciones Venenoskirianas, necesitan transformar el esperma en energía, y claro, el Vajroli sirve para eso. ¿Qué refuerza el poder de eliminación de la Divina Madre? Está correcto, pero de ahí a que se diga que con el Vajroli se pueden crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, hay una gran distancia.
Hasta aquí, pues, esta explicación. Eso es todo.
“Claro que vale la pena servir, trabajar dentro de sí mismos y levantar la antorcha para iluminar el camino de otros, trabajando por la humanidad. ¡Eso es grandioso! Así verdaderamente se progresa en el Camino, y rápido, porque si uno quiere que lo auxilien interiormente, pues tiene uno que auxiliar a otros. Pero si uno no auxilia a los demás, ¿cómo puede pedir después auxilio para uno mismo? Cuando uno se dedica a trabajar por los demás, es asistido y muy bien asistido, interiormente es ayudado. Por ejemplo, lo digo por experiencia directa: cada paso esotérico que yo voy dando, estoy debidamente asistido; no se me deja dar un paso sin asistencia, sin las orientaciones precisas sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer, sobre los detalles más insignificantes. Pero se debe esa asistencia a que yo también he asistido y sigo asistiendo a la humanidad. Y al trabajar por otros, entonces también a mi me ayudan interiormente, recibo el auxilio que viene de arriba. Pero si uno no hace nada por los demás, tampoco recibe nada. Tiene uno que pensar en forma altruista, pura, amar de verdad a sus semejantes; no un amor fingido, sino un amor de verdad, un amor que salga del corazón. Conforme uno –de verdad- luche por los demás, recibe el beneficio, recibe el auxilio oportuno, la orientación precisa, la indicación, la ayuda, y va avanzando uno por este difícil Camino”. (Samael Aun Weor, Mensaje a los hermanos salvadoreños)
P.- Nosotros lo hemos visto plenamente, Maestro, porque la verdad es que si no fuera de ese modo no estaríamos en las condiciones en que estamos aquí. Hemos visto ayuda, más de lo que merecemos; así lo consideramos.
R.- Se es auxiliado, y en este Sendero tan difícil que ha de conducirlo a uno a la liberación final necesita uno mucha asistencia, porque hay vericuetos en ese Camino donde uno se encontraría completamente desorientado, sin saber qué hacer si no recibiera el auxilio oportuno, la orientación en el instante necesitado. De manera que, bien vale la pena servir.
P.- Hay muchas escuelas Maestro, como la de Krishnamurti, de donde se podría sacar mucho material informativo...
R.- Bueno, voy a decirte sinceramente: nosotros no debemos meternos en las escuelas ajenas; necesitamos –dijéramos- respetar el libre albedrío de los demás. Nosotros vamos a hacer nuestro trabajo independientemente.
P.- Yo lo decía desde el punto de vista –digamos- de que se meta uno a oír las conferencias.
R.- No, no está bien.
P.- ¿No está bien, Maestro?
R.- Nosotros debemos hacer nuestra propia escuela.
P.- Mi papá se metía en la Logia Masónica.
R.- Bueno, eso es muy distinto, la Logia Masónica es muy distinta. La Logia Masónica no es una religión, no tiene –dijéramos- un canon fijo de pensamiento. No, allí van gentes de distintas escuelas, órdenes y sectas, y todo eso parece más bien un club.
P.- Un club exactamente, Maestro; tiene usted razón.
R.- La Iniciación Masónica es muy buena, yo no digo que no; es formidable. Cuando alguien entra, el que entra recibe la Iniciación Masónica. Después de tan tremenda Iniciación, pues aguarda algo grandioso, ¿no?, porque una Iniciación de esa talla –pues, hombre- es como para pensar que lo que se va a recibir son puros granos de oro, de pura sabiduría, y se encuentra uno que después de tan tremenda Iniciación, se encuentra uno con política local, con cosas de esas, con comunismo. Total, no saben nada; pura ignorancia.
P.- Yo asistía a las “Tendidas Blancas”, o algo así...
R.- La cruda realidad de los hechos es que ellos no saben nada, y lo digo con toda la franqueza. Yo también soy Maestro Masón, oficialmente, dijéramos, reconocido. Pero en nombre de la verdad les digo que no volví jamás a esos Talleres Masónicos, porque cuando yo llegaba a trabajar se dividían, terminaban divididos en dos bandos, y por último se acababan las Logias, terminaban, tenían que clausurarlas; se formaban grandes borrascas: unos se venían conmigo y otros contra mí, y terminaba eso dividido en dos bandos, es decir, se ponía peligrosa la cosa. Conclusión: mejor no volver; punto final, y “que ahí muera”. Pero eso sí, la Iniciación es una maravilla. Es lamentable, pues, que los Hermanos Masones ya nada sepan. Hasta la “G” está puesta ahí, de la Gnosis; en el triángulo, ahí está la “G” de la Gnosis. Significa “GNOSIS”, pero no lo saben. La Iniciación es magnífica, la Iniciación del Grado de Maestro es formidable: lo meten a uno entre el ataúd simbólico, significando que para llegar a ser Maestro tiene que morir en sí mismo. Ahí lo tienen, entre un ataúd de madera; toda la Logia vestida de negro, y luego lo sacan de ahí y la ceremonia...
P.- Y lo sacan más “vivo” todavía...
R.- Sí, pero resulta que es muy bueno, simbólico, dice todo, pero vamos a ver, ¿qué es lo que saben? ¡Nada! ¿Qué se habla en la Logia? De la política cansona, aburridora, de cosas que no tienen ningún valor. No saben nada, no tienen –dijéramos- conocimiento de las Iniciaciones ni de los saludos. Hay saludos que pertenecen a las tradiciones esotéricas, y hay otros que ni ellos mismos los entienden. Yo de Masonería me conozco todo eso, y puedo decirles en nombre de la verdad que ya perdieron la tradición esotérica. La verdadera Masonería fue la que existió en Egipto, la que existió en Jerusalem. Ahí sí hubo Masonería, Masonería de los Grandes Misterios.
P.- Ayer estaba leyendo un libro del antiguo Egipto; dice allí que fueron 3.000 años de dinastías.
R.- Fue bastante, todas las dinastías de los Faraones.
P.- ¿3.000 años?
R.- Más de 3.000 años.
P.- ¿Cómo era la Masonería en Egipto?
R.- En el viejo Egipto existió una Sabiduría Neptuniano-Amentina que venía del Continente de la Atántida. Yo tuve cuerpo en Egipto, cuerpo que conservo todavía. Si a mí se me dijera: “Tú moriste en Egipto”, diría “Nací en Egipto y morí en Egipto, y conservo mi cuerpo físico todavía”. De manera que conozco perfectamente todos los grandes Misterios Egipcios. Cuando yo legué a Egipto, cuando fui a tomar el cuerpo allá, pues todavía estaba caído, venía de “capa caída”. Un cierto día, de esos tantos, y estando todavía joven, resolví volver al Camino. Tuve que hacer un viaje por allá, por un desierto; llegué a una calle de Esfinges –por cierto que yo hablaba de la calle esa, de Esfinges, y hace poco la descubrieron-, Esfinges blancas y negras que formaban una calle. En la parte alta había una subida de arena, un montículo de arena. Allí habían unas tribus nómadas; pasé por delante de esas tribus, atravesé la calle de las Esfinges milenarias y llegué ante la Pirámide Kefrén. A la sombra de la pirámide me arreglé una sandalia –recuerdo hasta eso-; la correa estaba un poco rota, la arreglé como pude. Llegué ante la gran puerta y encontré un Guardián armado de espada flamígera, y con su Mandil Masónico –esa sí era la Masonería Esotérica-, y me dice:
-“¿Qué quieres?”
-“Soy Shus, el suplicante genuflexo, que vengo ciego en busca de luz”.
-“¿Qué deseas, qué más quieres?”
-“¡Luz!”
Entonces me agarró así, de un brazo, e hizo girar una puerta enorme de piedra que resonó con la nota “Do”, y así –bruscamente- me tiró allá adentro, hacia adentro. Al entrar me encontré con una cuadro ahí, de losas blancas y negras. Entonces, ya adentro, me sometieron a prueba, la prueba del “Hermano Terrible”. La prueba del “Hermano Terrible”, como hoy se pasa en Masonería, es simbólica. Era más terrible la prueba, allá en Egipto...
P.- Usted ha dicho que la felicidad consiste en las “Revaluaciones del Ser”. ¿Estas revaluaciones son las mismas Iniciaciones?
R.- Muchas veces se cree encontrar la dicha en algún hogar que forma, y no es felíz tampoco en ese hogar. Sufre, llora, y es infelíz, o nace o muere y tiene que sufrir, y tal dicha no la tiene, no la halla. Incapaces ante la Ley del Destino, indefensos como estamos, ineptos para poder hacer algo que nos haga dichosos, debemos reconocer todo eso.
En esas circunstancias, me parece que lo mejor es trabajar para morir –eso es lo básico-, para dejar de existir, para destruír esa miseria que cargamos dentro –en Alquimia se dice: “destruír el Mercurio Seco, eliminar Mercurio Seco”-.
En cuanto a Grados o Iniciaciones, esas son cosas del Espíritu, son cosas íntimas que el Ser va pasando, que el Ser va viviendo. Así que, no debemos codiciar Iniciaciones, Grados; lo que es básico para nosotros es eliminar la miseria interior que cargamos, eso sí es fundamental. Si procedemos así, incuestionablemente vendrán las distintas Revaluaciones del Ser, y eso es lo que cuenta.
Así, pues, las distintas Revaluaciones del Ser se logran a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios. Lo que nos interesa es, precisamente, morir para ser.
Son bellas las Revaluaciones del Ser, más no se podrían lograr sino muriendo en sí mismos, aquí y ahora. A medida que vamos nosotros eliminando la miseria interior que cargamos, nuestro Ser va pasando por distintas Revaluaciones, y eso es fundamental. No importa qué nombre se le den a esas Revaluaciones; que se las llamen “Grados”, que se las llamen “Iniciaciones”, eso no interesa; solamente nos interesa saber que las Revaluaciones del Ser son posibles cuando uno de verdad se dedica eliminar la miseria que carga. Así sí es posible lograr Revaluaciones verdaderas del Ser.
Obviamente, si se quiere cambiar tiene que volverse uno –de verdad- un observador competente, aprender a observarse a sí mismo, porque si uno no se observa a sí mismo cualquier posibilidad de cambio se hace imposible. Pero si uno se observa a sí mismo de momento en momento, va descubriendo –naturalmente- sus propios errores, es decir, se va auto-descubriendo, y en cada auto-descubrimiento existe auto-revelación. Así, pues, lograr uno el auto-descubrimiento es básico para la auto-revelación.
Cuando uno se divide entre observador y observado, entre una parte que observa y otra que es observada, va bien, descubre cualquier error en un momento dado. Tengamos una situación, dijéramos, de lujuria. Si ha venido tal excitación, es suficiente como para que uno se observe a sí mismo y se de cuenta de que posee el “Yo” de la lujuria.
En cuanto a la forma cómo ese “Yo” se procesa en uno, es cuestión de observación: ver cómo se manifiesta en el intelecto, en qué forma se manifiesta un “Yo” de lujuria en el corazón, y cuál es su modo de expresión a través de los centros motor, instintivo y sexual. Hay que conocerle todos sus modos, todos sus manejos, y una vez conocidos, pues debe ser enjuiciado matemáticamente. Mucho más tarde procederá uno a la eliminación. Para ello tiene que apelar a un poder superior a la mente, como ya les decía ustedes en pasadas pláticas. Ese poder existe –afortunadamente- en nuestra anatomía oculta; ese poder está relacionado con el Azogue en Bruto. Ese Azogue en Bruto de la Alquimia es el Esperma Sagrado, es –dijéramos- la Signatura Astral del Esperma, es Mercurio de la Filosofía Secreta, Stella Maris.
Stella Maris, o sea la Madre Divina, como Signatura Astral del Esperma, o para ser más claros: como Signatura Astral el Mercurio, posee ese poder fohático, flamígero, mediante el cual se puede extinguir, desinntegrar, reducir a cenizas al “Yo” de la lujuria y a cualquier “Yo” que se necesite eliminar.
Así, pues, lo que importa es saber orar a Devi-Kundalini, después de los consabidos trabajos de auto-observación y análisis reflexivo. Durante la oración, los tres centros –el intelectual, el emocional y el motor- deben estar unificados, concentrados en un solo, a fin de que la oración tenga verdadero poder.
P.- ¿No importarían las palabras con que se exprese la oración, si nosotros la hacemos con esos centros?
R.- Pues normalmente podríamos decir que un niño –por ejemplo- no tiene fórmulas para llamar a su mamá. Nosotros, no veo por qué tengamos necesidad de ciertas fórmulas para podernos dirigir a nuestra Madre Divina. No hay mejor modo de dirigirnos a élla que con el corazón tranquilo.
Si uno unifica los tres centros en uno solo –corazón, mente y motor, el centro motor-, los tres cerebros en uno, se nos hace entrar en conjunción o integración. Poniendo la plena atención hacia adentro y hacia arriba, se podrá entrar en contacto con Devi-Kundalini, con Stella Maris, la Signatura Astral del Esperma –la Esposa de Shiva, como se dice en el Indostán-, y entonces ella podrá realmente, con su poder flamígero, desintegrar el “Yo” que queremos desintegrar, el “Yo” que hemos observado, el “Yo” que hemos enjuiciado. Ese es el procedimiento técnico y científico, práctico, para eliminar nuestros errores psicológicos.
En Alquimia se dice: “Necesitamos de él; el Mercurio tiene poder para lavar nuestros errores, para limpiarnos”... El agua pura, cristalina, azul, bellísima, seguramente puede limpiarnos. El “Agua que no moja”, el “Agua Cortante”, el “Agua Ígnea”, etc., son términos distintos para designar el Mercurio, pero la Estrella Flamígera, es decir, Stella Maris, la Signatura de ese Mercurio, es lo que cuenta; esa es la que puede eliminar los errores psicológicos.
En Oriente se llama “Kundalini”. Normalmente es la que cuenta con ese poder flamígero, pero hay que usarlo; si uno no usa ese poder flamígero, ¿entonces cómo va a poder eliminar los “agregados psíquicos”? La mente no puede eliminarlos, la mente puede rotular defectos, pasarlos de un departamento a otro del entendimiento, esconderlos de sí mismos, esconderlos de los demás, pero no puede alterarlos fundamentalmente. Si se quiere desintegrar cualquier defecto, si se quiere extirpar cualquier “agregado psíquico”, tenemos necesidad de apelar a Stella Maris, la Virgen del Mar que está dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. Cada cual tiene la suya propia, particular, individual, la cual –como ya les dije a ustedes- es una parte e nuestro propio Ser, es nuestro propio Ser, pero derivado.
P.- Mire, Maestro: cuando usted habla de “padecimientos voluntarios” se refiere, indudablemente, a algún aspecto del dolor. ¿Qué nos podría decir usted acerca del dolor? Nosotros, en una oportunidad, escuchamos a alguien que decía “Bendito sea el dolor, porque nos ayuda a encontrar a Dios”. Sin embargo, en más de uno de sus libros yo creo encontrar conceptos diferentes. Le ruego a usted que nos hablara sobre ese dolor.
R.- Bueno, es que hay el dolor mecánico, el que sufre Pedro, Juan, Diego, Chucho, Jacinto y José, y ese no transforma a nadie. ¡Hay que ver cuánta gente sufriendo, y en lugar de ser mejores se vuelven peores! Alguien dijo que “el exceso de dolor corroe”; ese alguien tuvo razón.
No, yo no me estoy refiriendo al dolor mecánico que no transforma a nadie y contra el cual me he pronunciado muchas veces en alguna de mis obras. Existe el dolor consciente, y cuando hablo de “trabajos conscientes y padecimientos voluntarios”, es porque indudablemente hay padecimientos voluntarios en el hombre que está trabajando sobre sí mismo, que está experimentando en sí mismo sus propios errores psicológicos, que sangra íntimamente para poderlos eliminar. En él hay remordimiento, en él hay arrepentimiento, en él hay tortura íntima. Me refiero a ese sufrimiento; ese es el dolor consciente que surge en el trabajo, y por eso digo que solamente es posible llegar a una transformación radical a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios.
P.- Perdón, en ese aspecto ya no cabría la palabra “masoquismo”, ¿verdad?
R.- No, en el masoquismo no hay dolor consciente; es un dolor inconsciente y mecánico. El masoquista se tortura, se acuesta sobre una tabla llena de púas y se azota, no sabe ni por qué lo está haciendo, no tiene conciencia, y si se le somete a un análisis no lo resiste, no resiste un análisis.
De manera que, el dolor mecánico no sirve para nada. Hablemos de ese dolor íntimo que se produce en el individuo que reconoce su miseria, de ese dolor íntimo del individuo que sabe, que reconoce su propia nadidad; de ese dolor íntimo del individuo que reconoce sus monstruosidades, sus aberraciones; de ese dolor íntimo del individuo que se siente –dijéramos- avergonzado ante sí mismo; estoy hablando de ese tipo de dolor. Obviamente que ese tipo de dolor se necesita, y si digo que la transformación se realiza a base de trabajos conscientes y padecimientos voluntarios, lo estoy diciendo con pleno conocimiento de causa.
Así ha sido siempre y siempre será, pero tenemos que situarnos dentro del crudo realismo de los hechos: si un individuo no el elimina el “Mercurio Seco”, ese individuo –aunque fabrique los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser a base de Alquimia, condensando el Mercurio vivo fecundado por el Azufre, con basamentos en la Sal- fracasará, se convertirá como ya les dije a ustedes en un “Hanasmussen” con doble centro de gravedad, en un aborto de la Madre Cósmica.
Lo fundamental es morir. Con el nacimiento poco se aprende, donde más se aprende es con la muerte. En la muerte está el secreto, ¿sabes? El Templo de la verdadera Ciencia Pura –no estoy hablando del podridero de teorías universitarias que llaman “Ciencia”- hay que buscarlo en la muerte. La Ciencia Pura –repito- hay que buscarla en el Templo de la Muerte; la Muerte es el Templo inviolado del verdadero saber.
Lo fundamental en la vida es la muerte. Del nacimiento no se aprende casi nada, de la muerte se aprende todo; en la muerte está el secreto de la vida, lo importante es la muerte. Ver un cadáver tendido en una mesa, no es haber visto todo; lo importante es comprender la honda significación de la muerte. Si la comprende uno, conoce el secreto de la vida; la muerte está llena de honda significación.
No tenemos derecho a atentar contra nuestra vida, contra nuestro cuerpo, a destruirlo, porque eso sería absurdo. Así pues que, lo importante es reconocer la honda significación de la muerte; “sólo con la muerte adviene lo nuevo”.
Como les decía, no tenemos nosotros derecho a destruír nuestro propio cuerpo físico, porque eso es atentar contra la Voluntad del Padre que nos tiene aquí en este mundo para algo, por algo, pero sí tenemos derecho a atentar o no atentar sino a realizar –dijéramos- la destrucción de la miseria que cargamos dentro, que es el Ego mismo. Los valores esos que –en forma negativa- constituyen el Ego, podemos volverlos polvo. Ese Ego “es Mercurio Seco” que no vale la pena.
Hay que eliminar también –dijéramos- el Azufre Rojo, que es el Fuego bestial y pasionario que cargamos en nuestros bajos fondos animales.
¿Qué me decías?
P.- Venerable Maestro: hoy al medio día estábamos pensando en la responsabilidad que hay sobre nosotros, los misioneros, a nivel continental o mundial. Decíamos que en la cantidad de hermanos que existen sobre la faz de la Tierra, y los que estamos ahora sirviendo, en nosotros a veces hay desilusión...
R.- Pues hay gran responsabilidad; la Gran Ley los ha puesto a ustedes en ese cargo con el propósito de servir a la humanidad. Obviamente ustedes tienen que ayudar a difundir el Mensaje de la Nueva Era del Acuarius, llevar la enseñanza a todos los rincones de la Tierra, y en eso hay una tremenda responsabilidad.
Es aconsejable no rehuír jamás la responsabilidad, no evadir el compromiso con la Divinidad, trabajar sinceramente sobre sí mismos y levantar la antorcha bien en alto para iluminar el camino de otros. Si nosotros somos egoístas, si trabajamos sobre sí mismos pero no servimos a los demás, si de verdad somos sinceros pero no queremos ayudar a otros, ¿qué pasa? Que nuestro progreso se torna ínfimo y casi imposible, difícil, porque el Cristo Interior es amor; él solamente sabe dar, sacrificarse por otros, llegar hasta El Calvario por los otros; su naturaleza es dar. Y si nosotros solamente nos preocupamos por nuestros propios logros, si nos volvemos egoístas, si le damos la espalda a todos los que andan en el Camino, si procedemos exactamente en forma contraria a los Principios Crísticos, nos convertimos en la antítesis del Señor.
Así, pues, debemos amar, y conviene saber lo que es amar. “Amor es Ley, pero Amor consciente”. Saber amar significa estar de verdad dispuesto a dar hasta la última gota de sangre por nuestros semejantes, no en teoría sino en la práctica, llevando el Mensaje a todos, cooperando con el Sol y su experimento; él quiere crear verdaderos Hombres Solares y nosotros debemos cooperar. Cuanto más demos, más recibimos; pero si nada damos, nada recibiremos y hasta lo que no tenemos nos será quitado. Esa es la Ley, y hay que entenderla.
P.- Maestro, a ver qué le parece a usted: a veces hay oportunidad para entrar en ciertos lugares para dar la enseñanza, como por ejemplo en las cárceles. Una vez nosotros tuvimos esa intención, más sin embargo se nos dijo que no era conveniente porque ya esa gente estaba en una situación muy difícil para poder recuperarse. ¿Qué opina usted al respecto?
R.- No hay duda que hay que descender a las cárceles más profundas para llevar un mensaje de luz a los que sufren; la antorcha hay que llevarla a las tinieblas para que brillen, y es que el médico debe estar entre los enfermos, no entre los que están sanos.
P.- Maestro, y en los casos en los cuales, por ejemplo, si sobre las personas uno sabe que son realmente demasiado materialistas, ¿uno debe cumplir con hablarles de estas cosas?
R.- Pues hay que saber enseñar.
P.- Hay que saber enseñar, ¡eso es!
R.- Por ejemplo: casos de individuos escépticos, materialistas, incrédulos, muchas veces algo me preguntan y luego, si tienen alguna preocupación, les hablo algo y les obsequio un libro. Si después de algún tiempo me los encuentro y mi libro no les ha interesado, tampoco vuelvo a hablarles nada de esto; les hablaré de negocios, les comentaré, pues, sobre política local o cualquier otra cosa. Pero si alguien verdaderamente desea la luz recibe un libro, pues lo estudia, pero si rechaza el libro, si no lo lee, si lo subestima, si no le importa, si a pesar de lo que le digo se burla, ahí no tiene caso seguirle insistiendo, porque hay otra Ley que dice que “tenemos que respetar el libre albedrío”.
Cada cual tiene derecho a pensar como quiera, y atacar a ese y seguirlo molestando ya para que acepte la enseñanza y toda esa cuestión, sencillamente es cometer una falta, es ir contra el libro albedrío del individuo, es ejercer coerción sobre la mente ajena, y toda forma de coerción sobre la mente ajena es violencia, y todo acto de violencia es magia negra.
Uno no tiene derecho de llevar a otros al Cielo “a la brava”; cada cual es libre de aceptar la enseñanza o de rechazarla si así lo quiere. En quienes veo yo alguna preocupación, les doy un libro, les hablo algo, y si a pesar de todo se burlan, pues les doy el libro y tiempo después veré el resultado. Si el repudio es absoluto, jamás vuelvo a hablarles ni sobre el libro nada de esto, cambio completamente mi conversación con esa persona. Cualquiera diría que eso es falta de amor, que por qué no insisto. ¡No señor!, tengo que saber respetar el libre albedrío, no tengo ningún derecho a forzar la mente de él. Cada cual es muy libre de pensar como quiera, es decir, necesitamos mantenernos siempre dentro del fiel de la Balanza, en el centro del péndulo, en completo equilibrio; esa es la cruda realidad de los hechos. Por eso se ha dicho: “Amor es Ley, pero Amor consciente”...
P.- Es cierto eso que usted relata, Maestro. Uno ve la inquietud en las personas y uno nota que no quieren preguntar, y parece que se dirigen a uno en un tono despectivo; es algo así como que les interesa y no les interesa...
R.- Bien, mientras haya una posibilidad, está bien, pero si alguien “de plano” rechaza toda posibilidad, si “de plano” rechaza la enseñanza, si “de plano” nada quiere con la enseñanza a pesar de habérsele dado una plática y a pesar de habérsele obsequiado un libro, ya no hay nada más qué hacer. Seguir insistiendo es forzar la mente ajena y eso es violencia, y uno no tiene ningún derecho a coaccionar la mente de los demás; hay que respetar el libre albedrío de los demás.
P.- Fíjese usted, en relación con el obsequio de libros hay quienes tienen un concepto bien diferente, dicen que “los libros gnósticos no se deben regalar”, porque “cuando algo se regala no se valora”. ¿Qué piensa usted?
R.- Yo pienso que regalar los libros en forma total es absurdo, en eso estoy de acuerdo, pero considero que hay momentos en que hay que obsequiar para ayudar a alguien. Cada caso es distinto; si vamos a editar las obras y la Sociedad Gnóstica Salvadoreña va a imprimir los libros para luego regalarlos públicamente, pues fracasa la Editorial. Una cosa son los extremos y otra cosa es que muchas veces hay que darle un libro a alguien, cuando uno ve una posibilidad, cuando hay una esperanza, más si ese alguien subestima el libro, si ese alguien rechaza las palabras, si ese alguien se burla o sencillamente no le importa, no hay necesidad de volverle a insistir jamás. Así procedo y así se lo aconsejo a ustedes.
El otro día a un sujeto X-X le hablé algo, le di un libro, más no vi en él ningún interés; “de plano” rechazó la enseñanza y jamás le volví a hablar a él de eso. Cuando algo tengo que hablar con él, hablo asuntos comunes y corrientes, realizo intencionalmente un intercambio de palabras, hablo sobre política local, sobre la guerra, sobre las noticias del día, etc, etc. Hay mucho sobre qué hablar y eso es todo.
P.- Cada uno de nosotros, en el sitio donde se desarrolla, tiene oportunidades de servir. A nosotros nos ha tocado llegar a un Instituto Tecnológico, llamado “Instituto Tecnológico Centroamericano”. Comenzamos como profesores y actualmente estamos encargados de un Departamento, donde hay una materia que se llamaba “Orientación Industrial”, a la que le cambiamos el nombre por el de “Orientación Profesional”, a fin de aprovechar la materia y los cursos para darles a los estudiantes pláticas acerca de lo que es la vida nuestra, y con esas pláticas se ha ido introduciendo la Gnosis en ese Centro y ha sido posible que de allí hayan salido gran número de jóvenes interesados en la enseñanza gnóstica. De tal manera que cada uno de nosotros tiene la oportunidad de servir desde el ángulo que sea.
R.- Así es; cada uno dentro de su círculo, en el que se encuentra, tiene la oportunidad de servir. El gran servicio altruista, desinteresado, acelera nuestros pasos por el camino de la auto-realización íntima del Ser.
P.- Nosotros, en muchas ocasiones, así hemos actuado: a la gente le hablamos de la Gnosis y por último le prestamos o le regalamos un libro barato, para ver si le interesa. Si notamos que le interesa, le llevamos otro más caro, ¿verdad?, y entonces, si vemos que le gusta, le invitamos al Movimiento.
R.- Está bien.
P.- En el caso de los estudiantes de este Instituto Tecnológico ha sido algo que nos ha llenado de alegría, que aquellos estudiantes que se han interesado por la Gnosis son los que han logrado las mejores calificaciones y los primeros premios. ¿Qué nos dice usted de eso?
R.- Sencillamente son iluminados, les ayudan.
P.- Hay algunos que dicen: “¡Como no, qué bonito, voy a ir”, pero no vienen; sólo leen el libro nada más. Pero ya es cuestión de ellos, ¿verdad?
R.- Algunos ni entran al Reino ni dejan entrar.
P.- Maestro, yo le quiero hacer un comentario: uno cuando anda ente la gente, en el trabajo, en los grupos, es raro sentir la vibración de unos y otros. Por ejemplo, yo me doy cuenta de quiénes en un momento dado podrían entrar a la enseñanza perfectamente bien, y quiénes no. No se si estoy en lo correcto...
R.- Está correcto; captas intuitivamente, eso es lo que pasa: captas intuitivamente, captas con la Intuición.
P.- Es que los conozco, Maestro.
R.- Lo importante, pues, a través de esta labor, es llegar a ser iluminado por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo nos ilumina cuando trabajamos en la Gran Obra. Esta Iluminación se va haciendo graduativamente, es decir, comienza en forma muy incipiente pero se va desarrollando cada vez en uno mismo, hasta que llega el momento en que uno posee una iluminación completa, total. Y no podría recibir el Espíritu Santo –realmente- el que no trabaje en la transmutación del Esperma Sagrado, el que no fabrique el Mercurio. Téngase en cuenta que el Espíritu Santo es el Mercurio, el Alma Metálica del Esperma, y si uno no la manipula, transforma y trabaja con élla, fecundándola con el Azufre, ¿de dónde va a sacar la Iluminación?
Alquimistamente veríamos que el Espíritu Santo hay que sacarlo de entre el Mineral en Bruto, porque ahí está oculto, entre el Azogue en Bruto, y ese Mineral en Bruto ya saben ustedes que es el Esperma Sagrado. Mediante las transmutaciones de ese Esperma aparece el Alma Metálica del Esperma, el Alma Metálica del Azogue, que no es otra cosa sino el Mercurio, y los trabajos con el Mercurio lo llevan a uno a la Iluminación. Entonces adquiere uno el Espíritu Santo, mediante el cual puede entender las Sagradas Escrituras de todos los cultos y religiones del mundo.
Bien vale la pena poseer uno ese tipo de Espíritu. El Espíritu Santo lo convierte a uno –a la larga, cuando cristaliza totalmente en uno- en el Gentil Hombre Sapiente, en el Caballero del Santo Grial, en el Caballero de la Mesa Redonda, en el distinguido personaje que puede hacer labor en favor de la Gran Causa.
Pero vean qué interesante: llegar uno al Tercer Logos sin trabajar en el Laboratorium-Oraturium, no es haberlo entendido completamente. Para entenderlo completamente hay necesidad de trabajar con él en el Laboratorium-Oratorium, hay necesidad de manipularlo y de fecundarlo con el Azufre, de usarlo para crear Cuerpos. Si uno lo aprende a manipular en su Laboratorio como substancia fecundable y usable, es cuando aparece en el interior de uno el verdadero Gentil Hombre, distinguido, sapiente, suficientemente capaz para actuar aquí, en este mundo, con acierto y sabiduría.
El Tercer Logos, convertido en un Caballero, es algo extraordinario, ¿verdad? Así lo vemos en San Germán, así lo vemos en Cagliostro, así lo vemos en Nicolás Flamel. El es, ciertamente, ese Tercer Logos, y ese Espíritu Santo, ese Mercurio, esa Alma Metálica del Esperma, ese Gentil Hombre, es el Guía, el Instructor. Si un día nos sacó él del seno del Padre cuando comimos del fruto del Edem, cuando caímos en la generación animal, también él nos regresa al seno del Padre a través de la Gran Obra. Por eso se convierte en el Instructor, en el Maestro, en el que nos instruye, el que nos guía; así hay que entenderlo. Desafortunadamente las distintas tendencias religiosas no han sabido ver al Espíritu Santo completo, pero el alquimista sí sabe verlo completo.
Ver al Espíritu Santo convertido en un Caballero tan ilustre como el Conde San Germán, viviendo en todas las Cortes de Europa, al lado de Luis XV, es algo extraordinario, es Gran Diplomático, es tremendo en política, es el hombre que juega con las Cortes. El Espíritu Santo, convertido en el Gentil Hombre Ilustrísimo, es admirable, pero eso solamente es posible manipulando la Alquimia.
Del Espíritu Santo se ha hablado muy en abstracto, pero no se ha concretado en su crudo realismo, en su realismo de Laboratorio.
“Bien vale la pena transformarse uno, bien vale la pena, pero repito: no podría uno transformarse si no empieza por reconocer su propia miseria interior. Si uno quiere transformarse sintiéndose ya un semi-dios, una majestad, un Archi-Hierofante, sencillamente no se transforma. Uno tiene que hacer un análisis juicioso de su propia vida. Antes de empezar el trabajo en la Gran Obra conviene revisar nuestra propia vida a través de la meditación, pero sin esconder nada de nosotros mismos.


VENERABLE MAESTRO SAMAEL AUN WEOR...